La cita con la ITV es, para la mayoría de los conductores españoles, un examen que se afronta con una mezcla de resignación y nerviosismo. Revisamos los niveles de aceite, la presión de los neumáticos y nos aseguramos de que no haya ninguna luz de avería encendida en el cuadro de mandos. Sin embargo, en esta liturgia previa, a menudo pasamos por alto uno de los elementos que más suspensos inesperados provoca: los faros. El progresivo amarillamiento del plástico que los recubre es un enemigo silencioso que reduce drásticamente su eficacia y que se ha convertido en una de las causas más comunes de un resultado desfavorable.
Frente a este problema, la mayoría piensa que la única solución pasa por un costoso pulido profesional o, en el peor de los casos, por la sustitución completa de la óptica. Pero existe un truco casero, un secreto de la mecánica de guerrilla que puede salvarnos del disgusto y ahorrarnos un buen dinero. Lejos de productos químicos complejos o herramientas especializadas, la solución se esconde en nuestro cuarto de baño y tiene el poder de devolverle la vida a nuestros faros en cuestión de minutos. Un remedio tan insólito como eficaz que nos puede ayudar a pasar la ITV sin sobresaltos.
5LA PRUEBA DE FUEGO: ¿TRUCO PARA LA ITV O SOLUCIÓN DEFINITIVA?

Es importante ser honestos sobre el alcance de este truco. El pulido con pasta de dientes es una solución de emergencia fantástica y efectiva para pasar la ITV, pero no es un arreglo definitivo. Al eliminar la capa superficial oxidada, también eliminamos los últimos restos del barniz protector con filtro UV que el faro traía de fábrica. Esto significa que, una vez pulido, el policarbonato queda más expuesto que antes a la radiación solar y volverá a amarillear con el tiempo, probablemente en unos meses. Para alargar su efecto, se puede aplicar una cera o un sellador para carrocerías después del pulido.
A pesar de su temporalidad, el valor de este remedio es innegable. Nos permite superar una inspección de la ITV que de otro modo sería desfavorable, dándonos tiempo para ahorrar y planificar una solución más permanente en el futuro si fuera necesario. Es un ejemplo perfecto de la picaresca bien entendida, una forma inteligente de utilizar los recursos que tenemos a nuestro alcance para resolver un problema inmediato. En la batalla anual contra la ITV, este truco es un as en la manga que nos puede ahorrar un disgusto, tiempo y un viaje de vuelta al taller.