sábado, 2 agosto 2025

«La Promesa»: Tensiones, amenazas y decisiones transcendentales para terminar la semana

La serie de sobremesa que tiene en vilo a miles de espectadores cada tarde, ‘La Promesa’, cerrará la semana con un capítulo que dejará a nadie indiferente. El capítulo 646, correspondiente al viernes 1 de agosto, reúne todos los elementos del drama en estado puro: decisiones que pueden cambiar destinos, amenazas cargadas de emoción, amores naciente, y un aviso de desgracia que se percibe en el aire como si fuera una profecía; cada escena se transpone en una batalla emocional de la que nadie puede salir ileso.

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UN ULTIMÁTUM Y EL PRINCIPIO DEL FIN

Fuente: RTVE

Catalina, uno de los personajes con más fuerza y más fe de La Promesa, se constituye en el personaje central sobre el que gira el episodio. Cansada de soportar someterse a la presión externa y al silencio interno, lanza un ultimátum que conmueve los cimientos de su matrimonio con Alonso: «Si no me apoyas, me llevo a nuestros hijos». La amenaza, pronunciada desde la desesperación y la dignidad, desencadena un torrente de intimidad que deja tambalear al marqués y poniendo de manifiesto que la sumisión no es una opción a partir de ese momento.

El conflicto va más allá de la domesticidad: Catalina es la voz de las mujeres por hacerse oír en un contexto donde las decisiones vuelven a ser de los hombres. Su decisión provoca rechazo, pero también una reverberación en el signo de la lucha. La posible marcha de La Promesa con sus hijos no se trata de un acto de protección, sino de un grito o un grito de independencia con respecto a su marido. Su reto lo es tanto para la mujer como para toda la nobleza que ha tratado de silenciarla.

Esta profunda crisis conyugal tiene unas inesperadas consecuencias: Adriano, que ha sido testigo de la degradación familiar que observa en el seno de su casa, toma la que se vislumbra como una decisión extrema. Aunque todavía nada va a hacernos atisbar cuál va a ser la senda que va a seguir Adriano, sabemos que hay algo que se está cerniendo sobre él y que va a acabar determinando un giro de tuerca que afectará el ya de por sí volátil equilibrio emocional y social del palacio. La historia de los Luján está a punto de quebrarse. Nadie parece, sin embargo, dispuesto a pararla.

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