José Fernando ha dado un giro radical a su vida tras la trágica muerte de Michu, madre de su hija Rocío, una pérdida inesperada que ha sacudido por completo a las familias implicadas. El fallecimiento de la joven, ocurrido el pasado 8 de julio a los 33 años a causa de sus problemas de corazón, no solo ha supuesto un duro golpe emocional, sino que también ha reabierto numerosos frentes legales y familiares que durante años parecían adormecidos. Desde que se conoció la noticia, la madre y la hermana de Michu han iniciado una batalla pública por la custodia de la niña, mientras que la familia Ortega Cano ha optado por mantener un perfil discreto, delegando el asunto en manos de sus abogados. La tensión entre las partes ha sido evidente, y aunque el foco mediático ha recaído inevitablemente sobre José Fernando, su entorno ha insistido en que él no se encuentra en condiciones de afrontar este tipo de conflictos personales de forma directa.
3La pérdida de Michu

El caso de José Fernando es, en definitiva, una historia marcada por la tragedia, la enfermedad y el deseo constante de redención. Aunque sus capacidades actuales estén limitadas por una tutela legal, lo cierto es que tras la muerte de Michu se ha producido en él un cambio de actitud, un replanteamiento vital, motivado por el deseo de estar más presente en la vida de su hija. Así lo ha dejado entrever su entorno más cercano, que sigue confiando en que el joven, con ayuda y tiempo, pueda iniciar una nueva etapa más serena y centrada. Una etapa en la que, pese a las sombras del pasado, todavía quede espacio para la reconstrucción personal y la responsabilidad paterna.