La OCU ha lanzado una advertencia que resuena con fuerza en miles de hogares españoles, poniendo el foco en un producto que se contrata buscando seguridad y que, en muchos casos, puede convertirse en una fuente de frustración y desamparo. Hablamos de los seguros de hogar, concretamente de ciertas pólizas comercializadas de forma masiva por las entidades bancarias que, bajo una apariencia de cobertura total, esconden exclusiones críticas. Lo que se vende como un escudo protector para nuestro bien más preciado, la vivienda, puede terminar siendo un paraguas lleno de agujeros justo cuando arrecia la tormenta, dejando a los clientes desprotegidos ante siniestros muy comunes.
Este aviso de la OCU no es baladí, sino el resultado de un análisis exhaustivo que destapa una práctica comercial preocupante. El problema no reside en el seguro de hogar en sí, sino en la letra pequeña de productos diseñados para ser competitivos en precio a costa de recortar coberturas esenciales. La organización de consumidores señala directamente a tres tipos de pólizas que son, en la práctica, un verdadero timo, pues la póliza falla precisamente en los siniestros más comunes y costosos para una familia. Comprender cuáles son estas trampas y cómo identificarlas es fundamental para no llevarse las manos a la cabeza cuando más se necesita el respaldo de la aseguradora.
2DAÑOS POR AGUA: LA LETRA PEQUEÑA QUE AHOGA TUS DERECHOS

Una de las exclusiones más sangrantes y denunciadas por la OCU es la relativa a los daños por agua. Todas las pólizas cubren, por lo general, la rotura repentina de una tubería, pero el timo se esconde en las exclusiones relativas a filtraciones, goteras o la llamada «inundación lenta». Es decir, aquellos daños que no provienen de una avería súbita y violenta, sino de un deterioro progresivo. Una pequeña fuga en una junta que va humedeciendo la pared del vecino durante semanas, o una gotera en el techo que aparece solo cuando llueve con intensidad, pueden quedar completamente fuera de la cobertura, dejando al asegurado con la obligación de reparar los daños propios y ajenos de su propio bolsillo.
Estas cláusulas son particularmente perversas porque atacan uno de los problemas más habituales en cualquier vivienda. Los seguros de baja calidad se escudan en que el siniestro se debe a una falta de mantenimiento, un concepto ambiguo que utilizan para eludir su responsabilidad. De este modo, la compañía se ahorra tener que indemnizar por siniestros cuya reparación puede ser muy costosa, incluyendo la intervención de fontaneros, albañiles y pintores. La OCU insiste en que un buen seguro debe ofrecer una cobertura amplia para los daños por agua, sin recurrir a subterfugios en la redacción para limitar su alcance en los casos más frecuentes.