viernes, 19 septiembre 2025

María Amores, mujer de Ion Aramendi, se hunde: «El peor momento de mi vida»

Han pasado tres años desde que María Amores e Ion Aramendi recibieron con ilusión a su tercera hija, Marieta. Un nacimiento que debía ser motivo de alegría absoluta acabó por convertirse en una de las experiencias más traumáticas y desgarradoras para la periodista. A través de sus redes sociales, y coincidiendo con el cumpleaños de la pequeña, María ha roto su silencio con un testimonio sincero, lleno de crudeza y emoción, en el que relata los terribles momentos que vivió durante un parto que la dejó al borde de la muerte. Su narración ha conmovido profundamente a sus seguidores, no solo por la dureza de lo vivido, sino por la fuerza con la que ha conseguido salir adelante.

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La mujer de Ion Aramendi es muy sincera

María, que entonces tenía 45 años y se encontraba en la semana 40 de embarazo, fue ingresada en el Hospital La Paz de Madrid siguiendo los protocolos médicos. Era su tercer parto, y por ello confiaba en que todo transcurriría con relativa normalidad. “Pensaba que iba a ser un paseo. Que el tercer parto estaba chupado… Ingenua de mí”, ha confesado. Sin embargo, desde el primer momento, la situación comenzó a desviarse de lo esperado. A pesar de los monitores y la supervisión médica, el parto no se inició durante más de un día, algo que ya contrastaba con sus experiencias anteriores.

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La situación fue complicándose progresivamente. María estuvo muchas horas empujando sin éxito, mientras los médicos observaban con preocupación cómo la niña, que venía de cara y parecía ser más grande de lo normal, no lograba encajarse. “Pasaban muchos médicos por allí, demasiados, hasta que llegó la jefa de servicio y les echó una buena peta a todos y me mandó a quirófano”, ha relatado con firmeza. Finalmente, tras una cesárea de urgencia, Marieta nació sana. Sin embargo, lo que ocurrió después marcó un punto de inflexión que cambiaría para siempre la vida de María.

Oigo: ‘Aquí está Marieta, sí que es grande, madre mía, menudo lechoncito’. Me la enseñan y de repente, locura, ruidos, nerviosismo… Echan a la niña y al padre del quirófano y siento mucho frío, miedo y me voy a negro”, ha rememorado. En cuestión de segundos, su estado físico se desplomó. Los médicos detectaron una rotura uterina severa que le provocó una hemorragia interna masiva. Su vida quedó en serio peligro, y tuvo que ser trasladada de urgencia a una sala de observación, completamente sola, sin su bebé ni su marido. La desorientación, el miedo y la fragilidad fueron absolutos.

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