La DGT lleva años luchando contra una de las estafas más extendidas y dañinas del mercado de segunda mano: la manipulación del cuentakilómetros. Lo que popularmente se conoce como «afeitar kilómetros» no es una picaresca menor, sino un fraude en toda regla que, según investigaciones del sector, podría afectar a casi uno de cada cuatro vehículos de ocasión con una antigüedad de entre tres y cinco años. Este engaño deliberado no solo supone un grave perjuicio económico para el comprador, sino que también entraña serios riesgos para la seguridad vial, al adquirir un coche con un desgaste real muy superior al que marcan sus indicadores.
La compra de un coche usado es un momento de ilusión para muchas familias, pero también de incertidumbre. La confianza en el vendedor es clave, y es precisamente ahí donde los estafadores encuentran su caldo de cultivo. La tentación de rebajar 50.000, 100.000 o incluso más kilómetros del odómetro es demasiado grande para quienes buscan un beneficio rápido y fácil, convirtiendo una aparente ganga en una futura ruina mecánica y económica para el comprador desprevenido. Por ello, conocer las trampas y, sobre todo, los perfiles de vehículos más susceptibles a esta manipulación, es la mejor defensa que puede tener el consumidor.
4NO SEAS LA PRÓXIMA VÍCTIMA: SEÑALES DE ALERTA QUE NO DEBES IGNORAR

La primera línea de defensa es la observación minuciosa. Un coche con supuestamente 80.000 kilómetros no puede presentar un volante completamente liso y brillante por el uso, ni la goma de los pedales desgastada hasta el metal, ni la tapicería del asiento del conductor hundida y deformada. Hay que desconfiar de los coches que parecen demasiado nuevos por fuera pero están muy «sobados» por dentro. Antes de mirar el cuentakilómetros, hay que mirar el coche con sentido común, ya que el desgaste físico del interior del vehículo es un chivato que rara vez miente y puede darnos la primera pista de que algo no cuadra entre lo que se anuncia y la realidad.
La documentación es el segundo pilar de la autoprotección. Es fundamental exigir el libro de mantenimiento sellado por un taller oficial y, si es posible, las facturas de las últimas revisiones o reparaciones, donde también figurará el kilometraje. Un vendedor honesto no tendrá problemas en facilitar esta información. Pero la prueba definitiva, el gesto que nunca debemos omitir antes de entregar un solo euro, es solicitar el informe completo a la DGT. Para ello, solo necesitamos la matrícula o el número de bastidor. De hecho, la negativa de un vendedor a facilitar el número de bastidor para solicitarlo es la mayor señal de alarma posible.