La relación entre Irene Urdangarin y Juan Urquijo continúa avanzando de forma discreta pero imparable, con el respaldo de actos familiares y sociales que confirman lo que muchos ya daban por hecho: lo suyo va en serio. Aunque tanto la hija menor de la infanta Cristina como el aristócrata madrileño han optado por no hacer declaraciones públicas sobre su noviazgo, sus apariciones conjuntas son cada vez más frecuentes y significativas. A la vista de los movimientos de las últimas semanas, parece claro que ya no se trata de una historia ocasional ni de un simple romance juvenil. El entorno más cercano de ambos confirma que la pareja se ve siempre que sus ocupadas agendas lo permiten y que mantienen una estrecha complicidad tanto en el ámbito privado como en los eventos familiares más importantes.
2El viaje de Irene Urdangarin con su novio

Este fin de semana, los jóvenes han vuelto a dejar constancia de su relación con una escapada a Galicia. Concretamente, han asistido a uno de los eventos más selectos del verano en el norte de España: la fiesta celebrada en el Pazo de Oca, en la provincia de Pontevedra, un lugar emblemático conocido como el “Versalles gallego” por la espectacularidad de sus jardines, su arquitectura barroca y su historia vinculada a la nobleza española. El evento, organizado por Allegra Hohenlohe, bisnieta de la duquesa de Medinaceli, reunió a más de 200 invitados de la aristocracia europea y se convirtió en el escaparate perfecto para dejarse ver con naturalidad, pero sin exhibicionismos innecesarios.
La fiesta fue todo un despliegue de elegancia, tradición y sofisticación. A la llegada, los invitados fueron recibidos por gaiteros, que pusieron la nota más arraigada a una noche que combinó lo clásico con lo moderno. Los jardines, perfectamente cuidados, acogieron largas mesas adornadas con gusto, donde los comensales compartieron una cena al aire libre en un entorno de ensueño. Después llegó la música, el baile y las conversaciones informales que alargaron la velada hasta bien entrada la madrugada.
Quienes estuvieron allí aseguran que Irene y Juan compartieron mesa, risas y confidencias durante toda la noche. Se les vio tranquilos, divertidos y sin necesidad de esconderse. Algunos asistentes incluso destacaron la actitud respetuosa y discreta de ambos, conscientes del interés mediático que despiertan pero sin renunciar por ello a disfrutar de su tiempo juntos. La benjamina del clan Urdangarin ha heredado el perfil bajo de su madre, la infanta Cristina, y mantiene una actitud comedida incluso cuando está en el centro de todas las miradas.
La presencia de la pareja en este tipo de celebraciones deja claro que su relación no solo se mantiene firme, sino que está perfectamente integrada en los círculos familiares y sociales que ambos frecuentan. Juan Urquijo, además de pertenecer a una de las sagas nobiliarias más reconocidas de España, se ha hecho un nombre por méritos propios. Trabaja en el ámbito financiero, habla varios idiomas y su círculo profesional le lleva a moverse con soltura entre Londres, Madrid y otras capitales europeas. Aunque no busca la popularidad, su parentesco con el alcalde Almeida y su noviazgo con Irene Urdangarin lo han situado de lleno en el foco mediático.