Este martes, los seguidores de Valle Salvaje se preparan para uno de los episodios más intensos y decisivos de la presente temporada. Un capítulo que puede llegar a definir el equilibrio de poder entre ambas casas contendientes: los Gálvez de Aguirre y los duques de Miramar. Supervivencias, alianzas inestables, emociones muy extremadas y secretos a punto de estallido: el drama rural más seguido de la televisión nacional española les asegura un capítulo cargado de tensión, dolor y quizás, esperanza.
1ADRIANA, EN CAÍDA LIBRE

La experiencia del embarazo de Adriana, la joven madre, que se había iniciado como expresión de promesa de futuro, se ha transformado ya en una profunda zanja de angustia en Valle Salvaje. Desde hace semanas, la salud de la joven empieza a ser deteriorada por un medio tóxico donde los sentimientos de amor y de deber y de miedo se imbrican cada vez más a su altura (a medida que ella avanza en su historia). «El cuerpo de Adriana empieza a hacer lo que su voz no se atreve: colapsar». En el capítulo 221, la joven tiene de nuevo un desmayo, más grave, más prolongado y con consecuencias imprevisibles.
La aventura la hace Pedrito, el niño que con su candidez nos despoja de las tragedias adultas. Cuando encuentra a su hermana y comprueba que se halla inconsciente, la desesperación lo tienta. Las cámaras ya han de capturarlo en un momento desgarrador: el niño, tiritando, intenta reanimar a su hermana con gritos de pánico que suenan a su nombre. La producción ha sabido jugar con este recurso dramático con mucho tino, revelando que Valle salvaje no explica únicamente conflictos familiares sino que también da cuenta de cómo afectan a los más débiles.
«El embarazo de Adriana se ha convertido en un nuevo campo de batalla entre las dos casas, que ni la salud se respeta.» Úrsula la chantajea con secretos inconfesables, Julio guarda un silencio cobarde que la destroza, Rafael, dividido entre el deber y el amor, duda justo cuando más firme, debería estar. Y para colmo, Adriana rechaza la atención médica que José Luis envía, pues teme que se trate de un ejercicio de vigilancia política que de un gesto de verdadero interés.