En el latido inclemente de “La Promesa”, la serenidad es una pura ilusión, que se deshace, folio a folio. La serie histórica que mantiene a la audiencia tensa, cautivada y expectante, ha acrecentado la angustia en este nuevo capítulo que se emite hoy martes, 29 de julio. Los guionistas han tejido una maraña de conflictos personales, unidos por la precariedad y las confidencias en un entorno dominado por una gran tensión. Pero, más allá de todo, una cuestión vuela en el aire durante todo el episodio: ¿Qué ha ocurrido y qué ha pasado con el padre Samuel, desaparecido sin ni rastro?
3EL MISTERIO DE LA DESAPARICIÓN DE SAMUEL

Y mientras este conflicto interno sacude los cimientos del palacio, un nuevo dilema sale de la oscuridad: la desaparición del padre Samuel. El sacerdote, cuya presencia era siempre discreta, porque siempre estaba por allí, ahora ha desaparecido desde hace días, y su ausencia va extendiendo una preocupación que ya empieza a atravesar rangos y jerarquías. Vera y Teresa, a pesar de sus diferencias, encuentran en dicha inquietud un punto de conexión que las hace unirse como nunca antes.
La búsqueda de una respuesta las pone en contacto con Petra y María Fernández, dos mujeres con su propio bagaje de secretos y de verdades a medias, que saben lo que ocurrió, o al menos, saben por lo menos la parte suficiente como para poder justificar el silencio que han mantenido. Pero ahora las circunstancias les obligan a hablar. ¿Qué fue lo suficientemente grave como para hacerlas guardar silencio durante días? La respuesta, muy probablemente, además de develar el destino del sacerdote, desvelará también los pecados que otros han intentado esconder.
Samuel no sólo era un hombre religioso, sino también, tal como nos afirman algunos de sus propios vecinos, un confidente de algunos de los pobladores de La Promesa en su camino de la fe, su desaparición —por lo tanto— tiene un sentido no únicamente espiritual o una cuestión administrativa sino que también es profundamente humana. Hay quien siente miedo porque el sacerdote ha podido decir más de la cuenta; otros no saben si él se ha llevado un montón de secretos que puedan suponer una alteración del equilibrio de fuerzas.
En el marco de este conjunto de dudas aparece un acuerdo inesperado, el de Petra y María Fernández: dos mujeres contrarias en la forma de ser y en los principios deciden aunarse. De lo que ellas empiezan como una necesidad de limpiar sus conciencias, tal vez derive en una investigación personal; y eso sí que puede dar hasta resultados inesperados. La Promesa nos enseña que cuando las mujeres del servicio se convierten en investigadoras, nada puede perdurar en la sombra mucho tiempo.