En el latido inclemente de “La Promesa”, la serenidad es una pura ilusión, que se deshace, folio a folio. La serie histórica que mantiene a la audiencia tensa, cautivada y expectante, ha acrecentado la angustia en este nuevo capítulo que se emite hoy martes, 29 de julio. Los guionistas han tejido una maraña de conflictos personales, unidos por la precariedad y las confidencias en un entorno dominado por una gran tensión. Pero, más allá de todo, una cuestión vuela en el aire durante todo el episodio: ¿Qué ha ocurrido y qué ha pasado con el padre Samuel, desaparecido sin ni rastro?
1CONFLICTO ENTRE CATALINA Y MARTINA

La contienda de Catalina y Martina en La Promesa ha pasado a ser un simple y banal conflicto familiar para transformarse en una lucha de naturaleza política y emocional. La herida establecida entre ambas mujeres resulta tan profunda que es capaz de desangrar a toda la familia Luján. El personaje central de la disputa es el barón de Valladares, un individuo cuya amenaza no solo se limita a las palabras: lo asiste un ejército de 27 nobles que es capaz de determinar la balanza del poder en el palacio.
La persona a la que le gusta observar el conflicto, Leocadia, quiere intervenir. Su motivación, aunque aparente, pasa por noble: salvar a la familia Luján. Sin embargo, las personas que conocen su trayectoria observan que por mucho que sus palabras traten de ser inocentes, nada en ella es inocente. «No puedo permitir que la familia se rompa», pronuncia, mientras pospone su mirada con otros intereses. El marqués, a quien acude para mediar, pasa a ser un elemento más dentro del tablero del ajedrez palaciego, dentro del cual los movimientos se convierten en decisivas e imprevisibles decisiones.
El enfrentamiento no solo corta, sino que empaña. A la hora de mantener su autoridad moral Catalina, Martina hace uso de la ambigüedad y va virando de la lealtad a la ambición. Como también suele suceder en La Promesa, las batallas más peligrosas no son las que se efectúan de con las armas, es con las que se producen en los pasillos y las miradas. La guerra fría entre tía y sobrina es tan sigilosa como mortífera.