jueves, 31 julio 2025

El consejo de los farmacéuticos sobre el ibuprofeno y el paracetamol que puede cambiar cómo tratas el dolor

El uso del ibuprofeno se ha convertido en un gesto casi automático en millones de hogares españoles para combatir una amplia gama de molestias, desde un simple dolor de cabeza hasta una contractura muscular. Su popularidad, compartida con su eterno compañero de botiquín, el paracetamol, es tal que a menudo recurrimos a él por inercia, como si fuera una solución universal para cualquier tipo de malestar. Sin embargo, este hábito tan arraigado, transmitido de generación en generación, nos ha llevado a pasar por alto una distinción fundamental que los farmacéuticos no se cansan de recordar, hasta el punto de que rara vez nos detenemos a pensar si es la opción más adecuada para nuestra dolencia específica, lo que puede afectar directamente a la eficacia del tratamiento.

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Esta falta de diferenciación entre ambos fármacos, que consideramos casi intercambiables, esconde una realidad farmacológica que puede cambiar por completo nuestra forma de gestionar el dolor. La elección entre uno y otro no debería ser una cuestión de azar o de preferencia personal, sino una decisión informada basada en la naturaleza del problema que buscamos aliviar. Un consejo tan simple como el que ofrecen los profesionales de la farmacia puede ser la clave. De hecho, comprender esta distinción es clave no solo para lograr un alivio más efectivo y rápido, sino también para proteger nuestro organismo de efectos secundarios innecesarios y, en ocasiones, perjudiciales a largo plazo.

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IBUPROFENO: CUANDO LA INFLAMACIÓN ES LA VERDADERA ENEMIGA

Fuente Pexels

Aquí es donde entra en juego el protagonista de tantas dudas, el ibuprofeno. Este fármaco pertenece a la familia de los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), y esta es su gran carta de presentación. Al igual que el paracetamol, también inhibe las prostaglandinas, pero a diferencia de aquel, lo hace tanto a nivel central como periférico, es decir, directamente en el lugar donde se está produciendo la lesión o el daño. Por consiguiente, su principal valor añadido es su potente efecto antiinflamatorio, capaz de reducir la hinchazón, el enrojecimiento y la rigidez asociados a una lesión, algo que el paracetamol no puede hacer.

Esta capacidad antiinflamatoria hace que el ibuprofeno sea el medicamento de elección para dolores de origen inflamatorio. Hablamos de dolores musculares por sobreesfuerzo, esguinces, torceduras, artritis, dolores menstruales intensos (dismenorrea) o el dolor agudo de muelas provocado por una inflamación. Sin embargo, esta eficacia tiene un precio, ya que su mecanismo de acción puede resultar agresivo para la mucosa gástrica. Por este motivo, debe tomarse preferiblemente con alimentos o un protector estomacal para proteger el revestimiento del estómago, una recomendación fundamental para evitar problemas gastrointestinales, especialmente en tratamientos prolongados. El uso correcto del ibuprofeno es esencial.


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