lunes, 28 julio 2025

Uber, Cabify y Bolt siguen saltando obstáculos para crecer en España

En las últimas semanas, han ocurrido dos noticias que pueden parecer contradictorias alrededor de las aplicaciones de VTC que operan en España: Uber, Cabify y Bolt. Por un lado, Cabify está preparándose para empezar a operar la primera tanda de 600 licencias de las 8.500 que aprobó la Comunidad Autónoma de Madrid. Al mismo tiempo, se suma que en Canarias la última petición de unas 9.000 licencias nuevas para el sector, en este caso realizada por Uber, se ven obligadas a seguir esperando por una aprobación sin fecha fija, con el parlamento canario prorrogando el proceso de concesión al menos un año.

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Es un contraste que se puede ver en varias comunidades, con el principio de su servicio en Bilbao y sus alrededores, contrastando radicalmente con el proceso para aprobar una nueva ley en Cataluña que temen no permita que sigan operando. Es la realidad de la «nueva movilidad» tras el final de la moratoria de lo que fue conocido como el Decreto Ábalos dejó que cada comunidad autónoma regulará por libre sobre estas aplicaciones España completa se ha vuelto un puzzle donde han tenido que ir planteando cómo adaptarse a normativas diferentes. 

Si una Comunidad Autónoma ha legislado de manera positiva para estas empresas ha sido Madrid. Al mando de Isabel Díaz Ayuso la capital y sus alrededores han apostado por un equilibrio entre las opciones de transporte público, los taxis y las plataformas como Uber, Cabify y Bolt. Es cierto que los proyectos de micromovilidad que también desembarcaron en la ciudad no han tenido tanta suerte, como lo muestra el veto final a aplicaciones como Lime y los patinetes ofrecidos por Cabify y Bolt, que en la práctica ya habían empezado a desaparecer antes de la decisión final del ayuntamiento. 

En cambio, ven con malos ojos, como es de esperar, lo que se ha publicado de la nueva ley de transporte de Cataluña. Temen que lo que se plantea desde el gobierno de Salvador Illa está diseñado para que estas aplicaciones desaparezcan de la Generalitat, lo que sería especialmente doloroso por perder el mercado de Barcelona, una de las ciudades claves para España, y Europa, en cuanto a turismo, industria y cultura. En esa realidad, es complicado operar en el país, precisamente por la obligación de adaptarse a cada comunidad autónoma, incluso cuando tienen leyes con objetivos contradictorios.

ADAPTARSE A LAS NUEVAS NORMATIVAS, O ESCAPAR POR ELLAS

Lo cierto es que los movimientos de cada comunidad autónoma obligan a cada una de las tres plataformas de la nueva movilidad, Uber, Cabify y Bolt, a plantearse cómo lidiar con ellas. En ocasiones son retos imposibles de superar, por qué la norma no está pensada para que puedan operar con normalidad, sino todo lo contrario, y en otras se trata de adaptarse a las expectativas que desde cada una de las autonomías se pone sobre ellas cuando se legisla de forma de que puedan operar. 

Es el caso de Madrid. Aunque evidentemente las nuevas licencias aprobadas, tras años en tribunales, por la Comunidad para Cabify son una buena noticia para el unicornio español, en la práctica también los ponen en la posición de justificarlas de cara al usuario y también de la propia comunidad. Por eso han dejado saber a los municipios de la periferia madrileña que están preparados para repartir estas nuevas licencias, que al final se calculan en las 9.000, entre varios municipios cerca del centro que consideran necesario aumentar las opciones de transporte para los usuarios, en particular en fechas de alta demanda turística.

LOS TAXIS SIGUEN TRATANDO DE FRENAR EL CRECIMIENTO DE UBER, CABIFY Y BOLT

Mientras tanto, desde el mundo del taxi, o al menos desde su sector más radical, siguen en pie de guerra contra la llegada de estas aplicaciones. Es cierto que cada día están más divididos, con la presencia de un alto número de taxistas entre los conductores de las aplicaciones, y que ya no son tan beligerantes en algunas ciudades como lo eran cuando estas aplicaciones empezaron a funcionar. Al mismo tiempo, el rechazo de organizaciones como AnTaxi y Élite Taxi incluso ha puesto presión sobre Free Now, incluso si esta última solo ha trabajado con taxis hasta este momento. 

App de Cabify. Fuente: Agencias
App de Cabify. Fuente: Agencias

Es cierto que hay varios taxistas que están presentes en estas plataformas, como lo ha demostrado el conflicto alrededor de las protestas por las nuevas licencias en Madrid. En los últimos días, incluso se viralizó el video de una pelea entre dos taxistas por qué uno de ellos dejaba un «Uber taxi» en un parking especializado. Es una realidad que evidencia lo difícil que ha sido para estos conductores y organizaciones del sector adaptarse a la llegada de la «nueva movilidad».


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