‘La Promesa’, la telenovela española que ha conquistado a la audiencia de TVE, obteniendo audiencias millonarias y el aplauso de la crítica, no ha conseguido conseguir la misma cosa en su desembarco en Portugal. Ahora renombrada con el epígrafe de ‘Mariana’ para su difusión en la televisión lusa TVI, la telenovela ha arribado a las pantallas el pasado 16 de junio con todas las credenciales y acompañada de la probabilidad que proporciona hacerse cargo de un producto con alto valor de producción, dos actores de grandísima notoriedad y un fuerte recorrido.
2DE LA SOBREMESA AL OLVIDO

La decisión fue directa y cortante para esta versión de La Promesa. Ya durante la primera semana de julio, los ratings de ‘Mariana’ cayeron a niveles insostenibles, ya que sólo rozaron el 1,9% de rating y, a mucho estirar, 7% de cuota, quedándose en poco más de 180.000 espectadores. Para una cadena privada como TVI, que vive exclusivamente de la publicidad en franja de rentabilidad, estos números no eran sólo desalentadores, sino que resultaban en forma muy clara letales. La dirección decidió reaccionar de forma pragmática y rápida.
A partir del 8 de julio, ‘Mariana’ desaparecía de las tardes. En su lugar volvían las viejas fórmulas de concursos y magazine shows, que, por cierto, ofrecían menos ambición pero sí mayor retorno inmediato. La novela no desapareció del todo, sino que se relegó a una franja marginal: la madrugada. Desde entonces, ‘Mariana’ se ofrece en torno a la una de la madrugada, después del resumen de Big Brother Verão, confiando que al menos un mínimo grupo de insomnes curiosos se enganchen a la propuesta.
Pero ni siquiera con la noche estuvo consolidado. Los datos de la posterioridad muestran una caída aún más pronunciada: de entre medio y un punto de rating, con cuotas de entre el 5 y el 8%. En datos absolutos, eso se traduce en una audiencia residual, que en algunos casos permitieron a la serie liderar su franja… más por la inexistencia de competencia real que por méritos propios. ‘Mariana’ se convirtió, en pocas semanas, en toda una imagen de este desencuentro entre producto y mercado, una lección dolorosa para cualquier intento de exportación televisiva.