Una nueva vida continúa cosechando cifras estratosféricas en España y mantiene en vilo a millones de telespectadores cada domingo con nuevos capítulos. En el capítulo 46 se produce una verdadera batalla. La historia de Seyran y Ferit, entrelazada como dos hilos para laberinto, que se tejen con amor, amor y lealtades comprometidas, se sitúa después de todo el ciclo en la tendencia que lleva a uno de sus puntos álgidos más decisivos.
2HERMANAS ENFRENTADAS SIN TREGUA

Mientras Ferit se ahoga en la inmensa cantidad de secretos de Una nueva vida, la historia se centra en otra historia: el matrimonio entre Suna y Kaya. El que debería ser un momento festivo es poco más que una ‘exhibición’ de tensiones controladas. Halis decide adelantar el matrimonio, quizás para prolongar un control más férreo sobre su familia o para evitar que haya escándalos, pero es imposible ocultar que existe un desgarro entre el atuendo de gala, las sonrisas forzadas y la fiesta celebrada con vistas a que la ceremonia sea como una celebración de la misma.
Abidin, perdidamente enamorado de Suna, no puede ocultar el dolor que siente. Seyran, preocupada por su hermana, intenta advertirla en el sentido de que el matrimonio con Kaya consiste en media verdad, pero Suna no quiere escucharla: la relación entre ambas, siempre tan fraternal, cómplice y empática, se ve ahora quebrada por la crueldad de los momentos de sí mismo, por el orgullo, por el temor y por una presión social implacable.
Lo que ninguna de las dos conoce es que Kaya también está llevando a cabo su propio juego. La manera de aproximarse a Ifakat pone de manifiesto que existe un trasfondo oculto y unas conversaciones con Nükhet que lo delatan: está dispuesto a contraer matrimonio con una mujer a la que no ama, pero sí que le siente compasión y compromiso familiar. Palabras que escucha Suna y que permiten abrir una pequeña grieta difícil de cerrar.
Hay que decir que la narración pone de manifiesto que aquí, en esta familia, no actúa el amor: nada aquí es amor puro, sino que todo tiene que ver con la conveniencia, el resentimiento o la estrategia. Bajo esas circunstancias, las hermanas Korhan ya no luchan para alcanzar una vida mejor, sino que la lucha queda reducida a la lucha por la dignidad. Y cuando la dignidad está amenazada, el amor no basta para cohesionar los lazos.