Ana María Aldón ha tomado una determinación crucial tras la trágica muerte de Michu, madre de la hija de José Fernando Ortega y expareja del hijo de Rocío Jurado. La repentina pérdida de la joven ha desencadenado una batalla legal y emocional por la custodia de la pequeña Rocío, que enfrenta ahora un futuro marcado por la incertidumbre. En medio de esta dolorosa situación, la diseñadora gaditana ha optado por alejarse del foco mediático y proteger su entorno personal. El nombre de Ana María ha vuelto a sonar con fuerza en los últimos días, especialmente después de que su hija Gema Aldón interviniera en el programa ¡De Viernes! para hablar de su tensa relación con Gloria Camila, mediohermana de José Fernando.
1Un problema con la justicia

A pesar de no estar implicada directamente en el conflicto legal, Ana María Aldón ha tenido un papel clave en la vida de Michu durante sus últimos años. Tal como ha desvelado en la revista ¡HOLA!, la relación entre ambas fue más estrecha de lo que muchos imaginaban, marcada por la preocupación sincera de la fallecida por el bienestar de su hija. Según sus propias palabras, Michu le confesó que no tenía buena relación con su familia materna y que deseaba que su hija se criara en Madrid, bajo el amparo de su abuelo José Ortega Cano. En un momento tan delicado como el de su operación de corazón, Michu llegó a entregarle a Ana María el DNI de la niña, expresándole su deseo de que, en caso de que ella no saliera adelante, su hija quedara bajo la tutela de su familia paterna.
Ese gesto, cargado de confianza y desesperación, caló profundamente en Ana María Aldón, quien ahora se muestra especialmente afectada por todo lo que está ocurriendo en los medios y en los juzgados. «He sentido profundamente la pérdida de Michu y me duele enormemente que su hija se quede sin su madre… y que ella, a su vez, se pierda tantos momentos de la vida de su niña», confesaba con sinceridad en la citada publicación. Lejos de alimentar el conflicto, la exmujer de Ortega Cano ha preferido guardar silencio, alejarse de las cámaras y centrar su energía en cuidar a su familia más cercana, evitando así entrar en guerras que no le corresponden pero que inevitablemente la tocan de cerca.