El mundo del posicionamiento web (SEO) está viviendo una transformación radical. Lo que hasta hace poco era un terreno relativamente estable, con reglas claras y estrategias consolidadas, ha entrado en una nueva era marcada por la irrupción de la inteligencia artificial. La actualización de Google de junio de 2025 y la integración de funciones como las descripciones generadas por IA están redefiniendo por completo la forma en que se crea y posiciona contenido en la web.
Ya no basta con aplicar las fórmulas clásicas del SEO. Ahora es imprescindible entender cómo «piensa», «habla» y «actúa» la inteligencia artificial, y alinear nuestra estrategia de contenidos con esa lógica. El lenguaje, la intención, la estructura e incluso el ritmo de la información deben adaptarse al nuevo paradigma.
En este nuevo escenario, la cuestión ya no es simplemente cómo mantenernos a flote en los resultados de búsqueda. La verdadera pregunta es: ¿cómo evolucionar, crecer y destacar en un entorno dominado por algoritmos inteligentes que aprenden y cambian constantemente?
2El SEO de la vieja escuela ya no lo está cortando, nos estamos moviendo a la era AIO

Lo dice claramente Evolution Group: “Hoy en día, no se trata de aplicar correctamente las técnicas digitales, sino de crear algo realmente útil y con sentido para quien lo va a usar.” Esa es la nueva regla del juego. En otras palabras, ya no basta con estructurar un contenido impecable con encabezados H1, H2 y H3, un título llamativo repleto de palabras clave, enlaces internos bien colocados y un texto extenso. Todo eso es necesario, sí, pero está lejos de ser suficiente.
Lo que realmente marca la diferencia ahora es ofrecer respuestas relevantes a preguntas reales. Contenidos que tengan sentido, que aporten valor, que se basen en hechos contrastados y que expliquen las cosas de forma clara y accesible. Eso es lo que buscan los nuevos modelos de inteligencia artificial, y eso es lo que Google empieza a priorizar.
Porque estos sistemas no solo identifican palabras clave: interpretan tendencias, comprenden intenciones y analizan cómo se presenta la información. Ya no se trata de “posicionar”, sino de conectar. Un contenido no solo debe estar optimizado para buscadores, sino también construido para ser comprendido por una IA que interpreta el contexto, el flujo narrativo, el valor añadido y hasta la autoridad de quien lo firma.
En esta nueva era, el contenido no solo debe cumplir reglas: debe merecer la pena.