sábado, 26 julio 2025

Así te puede multar la DGT por este fallo del software de tu coche: el nuevo frente de la seguridad vial

La DGT ha abierto un nuevo y complejo frente en la batalla por la seguridad vial, uno que ya no se libra solo en el asfalto, sino en los circuitos y el software de nuestros coches. Estamos entrando en una era en la que la tecnología, esa que nos prometieron como un ángel guardián, puede convertirse en un delator inesperado ante las autoridades. El avance imparable de los asistentes a la conducción ha traído consigo una consecuencia imprevista para el conductor medio: la posibilidad de ser multado no por una infracción cometida conscientemente, sino por un fallo invisible en los sistemas que, precisamente, debían evitarla.

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Este escenario dibuja un panorama desconcertante para millones de conductores. La responsabilidad sobre el correcto funcionamiento de los sistemas avanzados de asistencia a la conducción (ADAS) recae exclusivamente sobre nuestros hombros, una carga que muchos desconocen hasta que reciben la notificación de la multa. Imaginen la situación: un sensor descalibrado por un bache o un pequeño golpe de aparcamiento, un fallo que no muestra un aviso evidente en el salpicadero, es ahora una deficiencia técnica sancionable a ojos de la Dirección General de Tráfico. Se trata de un nuevo paradigma que nos obliga a entender nuestro vehículo de una forma mucho más profunda.

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CUANDO LOS OJOS DEL COCHE MIENTEN: EL SENSOR DESCALIBRADO

Fuente Pexels

La fragilidad de estos sistemas es mayor de lo que pensamos. Un simple cambio de parabrisas sin la recalibración posterior de la cámara que aloja, un pequeño golpe de aparcamiento que desvía un milímetro un sensor de radar o incluso la suciedad acumulada pueden ser suficientes para corromper su funcionamiento. El coche empieza a recibir información errónea de su entorno, provocando que el sistema de mantenimiento de carril interprete mal las líneas de la carretera o que el control de crucero no mida bien la distancia. Es una avería silenciosa que puede no manifestarse con una luz de aviso en el cuadro de mandos.

Las consecuencias de un sensor descalibrado van desde lo molesto a lo francamente peligroso. El vehículo podría dar volantazos inesperados, frenar sin motivo aparente o, en el peor de los casos, no activar el frenado de emergencia ante un obstáculo real. Esta degradación de la seguridad es lo que preocupa a las autoridades de tráfico y justifica su vigilancia. Un coche con los ADAS en mal estado es un vehículo que no cumple con las condiciones técnicas para circular, y su conductor se expone a una sanción de la DGT por poner en riesgo su propia seguridad y la de los demás.


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