El Internet de las Cosas (IoT) se ha convertido en uno de los mayores avances tecnológicos de las últimas décadas, aunque muchas veces pase desapercibido frente a otras innovaciones como la inteligencia artificial.
En apenas unos años, estos dispositivos han inundado hogares, empresas, hospitales y ciudades, y ya suman cerca de 20.000 millones en todo el mundo. Las previsiones apuntan a que en los próximos cuatro años se sumarán otros 10.000 millones, consolidando un sector tan diverso como esencial para la automatización, el transporte, la medicina o las telecomunicaciones.
Sin embargo, esta inmensa red de dispositivos conectados plantea desafíos de seguridad que hasta ahora no se habían abordado con suficiente firmeza. Incluso los aparatos más inofensivos pueden convertirse en la puerta de entrada para ataques graves que comprometan datos sensibles o paralicen servicios esenciales.
Por ello, la Unión Europea ha decidido dar un paso al frente para proteger la ciberseguridad de los usuarios, vetando desde el próximo 1 de agosto la venta de dispositivos que no cumplan con los nuevos estándares obligatorios.
Ciberseguridad como prioridad en la era del IoT
En este ecosistema donde casi todo ya forma parte del IoT, garantizar la ciberseguridad de los dispositivos es clave para que los beneficios de la conectividad no queden eclipsados por los riesgos.
Xabier Olea, Tech Manager en Wireless Logic España, advierte que, aunque los fabricantes diseñen productos seguros, la simple existencia de miles de millones de dispositivos conectados multiplica las posibilidades de sufrir incidentes graves. “Incluso los dispositivos más simples pueden ser usados para perpetrar delitos cibernéticos capaces de tumbar una empresa o comprometer la privacidad de un usuario”, explica.

En ese contexto, la Unión Europea ha aprobado la normativa EN 18031, que marca un antes y un después en la protección de la ciberseguridad en el continente. La norma obliga a que todos los dispositivos IoT vendidos en territorio europeo cumplan con tres grandes requisitos: proteger las redes de telecomunicaciones evitando consumos desproporcionados, salvaguardar los datos personales en cumplimiento con el GDPR y disponer de mecanismos que impidan accesos no autorizados y fraudes.
Cualquier dispositivo que no cumpla estas condiciones perderá su derecho a llevar el marcado CE, indispensable para comercializarse en la Unión.
Normativa europea para reforzar la ciberseguridad
El objetivo de la nueva normativa europea no es solo proteger a los consumidores frente a usos fraudulentos de los dispositivos IoT, sino también reforzar la ciberseguridad del propio ecosistema digital europeo con la colaboración activa de fabricantes y distribuidores.
Según Olea, aún hay muchas marcas que no han interiorizado lo que supone el cambio regulatorio, a pesar de que el plazo para adaptarse concluye el 1 de agosto.
Para ayudar a clarificar las dudas del sector, Wireless Logic organizó un webinar gratuito el pasado 24 de julio, dirigido principalmente a fabricantes y distribuidores.
El encuentro explicó cómo cumplir con la normativa EN 18031, qué soluciones existen para evitar sanciones por incumplimiento y cómo un proveedor de conectividad puede contribuir a reforzar la privacidad de las comunicaciones y la seguridad de los datos.
Olea subraya que, además, el cumplimiento normativo puede convertirse en una ventaja competitiva en un mercado saturado de marcas y modelos, donde diferenciarse por ofrecer dispositivos seguros puede marcar la diferencia.
Oportunidad para fabricantes y usuarios preocupados por la ciberseguridad
Esta iniciativa demuestra que la nueva normativa europea no solo supone un reto para los fabricantes, sino también una oportunidad para que los consumidores tomen conciencia de la importancia de la ciberseguridad en un entorno cada vez más digitalizado.
Las previsiones económicas apuntan a que el sector IoT podría superar los cuatro billones de dólares en facturación para 2032, por lo que la seguridad y la resiliencia de los dispositivos no solo protegen a los usuarios, sino que también salvaguardan el crecimiento de toda una industria.