sábado, 26 julio 2025

«Valle Salvaje»: Los habitantes de la Casa Pequeña, hartos, se revelan contra el duque

La paz en «Valle Salvaje», nunca ha sido algo más que un estado temporal, algo parecido a una tregua. Con pasiones enredos, traiciones, y con el imbatible peso de lo que es el poder, el pueblo de la Casa Pequeña ha llegado a un punto de no retorno. Lo que antes aceptaban («una cierta resignación») ha dado paso a un enfado reprimido; un enfado que se presenta y tiene su origen justo en el duque, quien hasta entonces ha sido el amo y el dueño de vidas y destinos, que comienza a darse cuenta de que no siempre se puede confiar en la obediencia ciega. Mientras tanto, los corazones de la gente están destrozados, pero florecen inesperadas alianzas, y secretos a punto de estallar preparan la llegada de una tormenta que arrasará con todo lo que se encuentra a su paso.

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LOS MUROS DE LA CASA PEQUEÑA EN VALLE SALVAJE

LOS MUROS DE LA CASA PEQUEÑA
Fuente: RTVE

Mientras que en Valle Salvaje los rencores personales permanecen hirviendo bajo la piel, el incendio verdadero se desarrolla en los terrenos del poder. El duque y sus peones han traspasado muchas líneas. Los habitantes de la Casa Pequeña, ciegos y sometidos, han llegado a convencerse de que ya no tienen nada que perder. Y eso es lo que los hace peligrosos.


Jose Luis vuelve a hacer acto de presencia con su habitual desdén, con su habitual amenaza, pero, esta vez, es recibido no con miedo, sino con furia contenida durante demasiado tiempo. Bernardo, dolorido en su orgullo y dolorido por su historia, se pone en pie como nunca lo había hecho. De sus ojos ha desaparecido el temor, ahora ya no hay más que salvajismo. ¿Hasta dónde podrá llegar en su deseo de rescatar lo que ama?


Alejo en Valle Salvaje, en cambio, ha alzado la voz contra su propio padre. No le perdona los abusos con que lo ha tratado ni la infidelidad con la que ha tratado a Luisa y a su familia. Su rebelión es algo más que una simple rebelión; es un acto de amor por aquellos que han sido perseguidos por el simple hecho de no pertenecer a la clase aristocrática. En sus palabras estaba recalcada su forma de ver las cosas: no va a permitir que el poder aniquile a los suyos.


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