La paz en «Valle Salvaje», nunca ha sido algo más que un estado temporal, algo parecido a una tregua. Con pasiones enredos, traiciones, y con el imbatible peso de lo que es el poder, el pueblo de la Casa Pequeña ha llegado a un punto de no retorno. Lo que antes aceptaban («una cierta resignación») ha dado paso a un enfado reprimido; un enfado que se presenta y tiene su origen justo en el duque, quien hasta entonces ha sido el amo y el dueño de vidas y destinos, que comienza a darse cuenta de que no siempre se puede confiar en la obediencia ciega. Mientras tanto, los corazones de la gente están destrozados, pero florecen inesperadas alianzas, y secretos a punto de estallar preparan la llegada de una tormenta que arrasará con todo lo que se encuentra a su paso.
1CORAZONES ENFRENTADOS EN VALLE SALVAJE

La relación que comparten Leonardo y Bárbara atraviesa su momento más sombrío. Él, incapaz de hacer el esfuerzo de hablar con sinceridad, se ha enclaustrado en la lejanía, creando sólo dudas en el corazón de la joven. “¿Por qué se aleja? Si sólo quiero estar a su lado”, se repite Bárbara infinidad de veces, infructuosamente.
El amor que había sido fuerte como una roca en Valle Salvaje, empieza a desvanecerse debido a un silencio que grita más fuerte que las palabras. Bárbara ha hecho todo lo posible para intentar volver a recuperar la cercanía con el capataz. Ha buscado su mirada, ha tendido la mano, ha ofrecido comprensión. Pero lo único que ha encontrado son evasivas.
El desencanto comienza a instalarse donde antes vivía la esperanza. Y llega, inevitablemente, la decisión que más temía: la de renunciar al sueño de volver a recomponer todo lo que en algún momento les unió. Sin embargo, su corazón no se resigna del todo. La duda la consume por dentro. ¿Es sólo miedo lo que aleja a Leonardo… o hay otra mujer en esos alrededores? La idea le sacude con fuerza y vuelve a encender la necesidad de saber, de saber, cueste lo que cueste. Ya no quiere seguir amando a ciegas. Esta vez lo encarará. Esta vez exige respuestas.