La multa que nadie espera es, paradójicamente, una de las más comunes en las nuevas autopistas de nuestro entorno, una sanción que llega sin previo aviso y meses después de la supuesta infracción. Hablamos de los peajes ‘free flow’ o de flujo libre, esos pórticos modernos que han eliminado las tradicionales barreras y cabinas de pago, prometiendo un viaje más rápido y sin interrupciones. Sin embargo, bajo esta apariencia de eficiencia y modernidad se esconde una compleja maquinaria administrativa que puede pillar desprevenido al conductor más diligente, una comodidad que puede transformarse en una auténtica pesadilla económica si no se conocen sus reglas. La ausencia de un pago inmediato y visible crea una falsa sensación de gratuidad que acaba pasando factura.
El problema fundamental radica en el completo desconocimiento que tiene la mayoría de los usuarios sobre su funcionamiento y, sobre todo, sobre las consecuencias de no actuar a tiempo. Muchos conductores atraviesan estos arcos tecnológicos pensando que el sistema es automático o que ya se les cobrará de alguna manera, sin ser conscientes de que la responsabilidad del pago recae enteramente sobre ellos. El resultado es un silencio que se prolonga durante semanas o incluso meses, hasta que un día aparece una notificación en el buzón. Para entonces, la sensación de indefensión que genera en el conductor es total, al enfrentarse a una sanción por algo que ni siquiera recordaba haber hecho.
5GUÍA DE SUPERVIVENCIA: CÓMO CIRCULAR SIN MIEDO A LA MULTA SORPRESA

Afortunadamente, existen formas de evitar caer en esta trampa. La principal es la información y la prevención. Antes de emprender un viaje, es recomendable consultar la ruta y verificar si incluye tramos con peajes ‘free flow’, especialmente comunes en Portugal (los antiguos SCUT) y en algunas autovías del norte de España. Evitar esta multa es posible si se toman medidas. La solución más eficaz y cómoda es disponer de un dispositivo de telepeaje, como el sistema Via-T, que está asociado a una cuenta bancaria y realiza el pago de forma automática al pasar por el pórtico.
Si no se dispone de telepeaje, la clave es la proactividad. Justo después del viaje, o en los días siguientes, hay que entrar en la web de la concesionaria de la autovía y buscar la opción de «pago de peajes» o similar. Introduciendo la matrícula del vehículo, el sistema indicará los tránsitos pendientes de pago y permitirá abonarlos con tarjeta de forma sencilla. No esperes a que llegue la multa. Es un pequeño gesto que requiere disciplina pero que ahorra enormes quebraderos de cabeza y dinero. Al final, la clave está en actuar con rapidez y no dejar que un pequeño olvido se convierta en un problema mayor, porque la prevención y la información son las únicas armas para no caer en la trampa de esta multa silenciosa.