En “Valle Salvaje”, los límites de la ficción también se abren en el mismo corazón de la moralidad. Ya a partir de su primera página, la historia superará las líneas de amenaza, chantajes, decisiones enfrentadas ante las acciones que cambiarán el destino de los protagonistas. El mismo José Luis en el centro del problema, la desesperación de Rafael ante las demandas de Úrsula, la tensión financiera que azota a Matilde y Bernardo se entrelazan las tramas como un hilo tan intenso como despiadado.
1LA AMENAZA SILENCIOSA EN VALLE SALVAJE

José Luis no es la primera vez que demuestra su talante. Pero esta vez ha sido su crueldad la que ha traspasado el límite del miedo y se ha transformado en una amenaza real, peligrosa y absolutamente inaceptable. Su nuevo objetivo: el bebé de Luisa, el pequeño Evaristo, aquel que había estado bien protegido hasta ahora bajo el abrigo del calor familiar.
El peligro se exhibe sin rodeos en Valle Salvaje. Ya se encuentra de nuevo Pepa en la Casa Pequeña, la entrada a un nuevo capítulo de tinieblas. Su imagen, marchita por la preocupación, da cuenta de lo que sus palabras todavía no se atreven a aprehender: hay algo horrendo en el aire. Algo que tiene un nombre y un apellido: José Luis.
¿Qué querrá? Las conjeturas son tan incomprensibles como realistas. ¿Pretenderá atentar contra el pequeño Evaristo; o lo que trata de hacer es de despojar a Luisa de aquello que más quiere, precisamente para herirla lo más que le sea posible? No va a ser la primera vez que el duque recurre a todo tipo de mañas mezquinas para conseguir sus fines. Pero en este caso no hay tierras ni se manejan poderes, sino que estamos hablando de una criatura inocente.
Julio y Rafael, los hijos de José Luis, comienzan a mostrarse cada vez más decididos a enfrentar al padre. La sangre ya no parece unir; por el contrario, parece convertirse en una línea de división que atenaza a los hermanos. Intentan fomentar una lógica del entendimiento, intentan buscar la manera de parar esta espiral de locura, pero se dan de bruces con una voluntad feroz. José Luis no escucha, no se deja llevar, abriéndose paso entre el conflictivo establecido y aquello que es peor: presenta un plan que no piensa abandonar.