jueves, 24 julio 2025

«Sueños de Libertad»: Begoña empieza a notar cierta complicidad entre Gabriel y María y no sabe cómo interpretarlo

La colonia resuena una serenidad irreal, pero bajo esa capa de armonía de Perfumerías de la Reina se entrelazan los hilos del conflicto, del secreto, del afecto herido que puede estallar en una pequeña explosión en cualquier momento. En la entrega de este miércoles en Sueños de Libertad, la ficción vuelve a poner el acento en que los grandes conflictos no se desencadenan en las grandes acciones, sino en los pequeños detalles, en las miradas furtivas, en las palabras no pronunciadas.
En el corazón de los acontecimientos turbulentos de esta semana está Gabriel, un personaje más y más misterioso, cuyas acciones producen admiración y desconfianza, por igual.

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LA COMPLICIDAD QUE INQUIETA EN SUEÑOS DE LIBERTAD

LA COMPLICIDAD QUE INQUIETA EN SUEÑOS DE LIBERTAD
Fuente: Antena 3

Cada vez que Begoña observa que Gabriel comparte una sonrisa con María no puede evitar sentir un nudo en el estómago. Algo ha cambiado entre ellos, ya no se trata de conocidos sino de aliados. La escena que parece encender todas las alarmas es la de Gabriel y María cuando salen a primera hora de la mañana al bosque. Una escusa inocente, un paseo campestre, se convierte en una declaración de intenciones para quienes saben distinguir los subtextos.


Para María en Sueños de Libertad, esa alianza significa mucho más que una oportunidad para que la acompañe a las visitas al neurólogo. Gabriel se convierte en un catalizador, en alguien que la escucha y, sobre todo, en una de esas herramientas emocionales que puede utilizar para alimentar los celos de Begoña. El juego, calculado y frío, no es nuevo para ella y juega a manipular la cercanía con Gabriel para medir la intensidad del interés que puede tener Begoña hacia su primo. María siempre ha sabido mover el tablero emocional.


Pero Gabriel no es solo un peón. Lejos de la imagen afable que muestra en su trato con Damián o Julia se descubre como un ambicioso estratega que ha aprendido a camuflar sus verdaderas intenciones al amparo de la apariencia de la empatía, como le ocurre a su amigo el propio Damián o a Julia, ambos personajes de un juego en el que serían incapaces de moverse, o las personas que caen en esa trampa de un juego del que no saldrán indemnes.

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