El proceso de contratación de Glovo parece seguir siendo un dolor de cabeza para la empresa de delivery. Aunque ya en teoría han completado la primera etapa y han dejado de lado a los autónomos que operaban con la plataforma, ahora son los repartidores contratados lo que presentan una larga lista de quejas sobre el día a día de operar en la nueva realidad de la aplicación, lo que ya ha hecho a los sindicatos levantar la voz, viendo aquí una puerta de entrada, y la propia plataforma convocar una reunión en Madrid para aclarar dudas.
Los dos problemas principales son el pago de los sueldos, que se ha atrasado en estas primeras oportunidades para un alto número de repartidores, y los cambios en el horario, que algunos aseguran que son obligatorios recibiendo sanciones por parte de la empresa cuando no están conectados durante el nuevo horario. A estos problemas se pueden sumar las denuncias que algunos «falsos autónomos» han realizado, por lo que consideran un despido improcedente al ser dados de baja de la aplicación, o bien las tercerizaciones que poco a poco se han ido reduciendo.
Es un nuevo reto para una Glovo que considera el proceso de contratación clave para dejar atrás los problemas reputacionales y la presión institucional que venían de la mano de trabajar con autónomos. En esa situación un nuevo reclamo público de algunos riders puede ser especialmente doloroso, sobre todo cuando han empezado a dejar de lado sus problemas legales, superando ya la denuncia de competencia desleal hecha por Just Eat, y al ver como Uber Eats empieza a recibir la presión institucional que hasta hace poco enfrentaba el unicornio español.
Por su lado, los repartidores han sufrido un proceso que se ha realizado a tropezones. Tampoco es una sorpresa que haya habido problemas en el proceso de contratación; es un cambio radical del modelo de Glovo y el resto de las empresas de delivery. Al mismo tiempo para estos repartidores se ha traducido en meses de incertidumbre, al punto que algunos ponen en duda la viabilidad empresarial de la empresa, y han empezado a buscar otras opciones de trabajo, sea en otros ámbitos o en otras empresas entre las que destaca Uber Eats que sigue operando con autónomos lo que facilita el salto para algunos repartidores que han sido ignorados por el nuevo modelo.
GLOVO SIGUE AVANZANDO EN EL PROCESO
Es importante señalar que Glovo no se ha mantenido ajena a estos problemas. En ciudades como Madrid o Barcelona ha hecho reuniones para aclarar dudas sobre el nuevo modelo, y desde su nueva aplicación para los riders contratados tienen una línea directa para comunicarse con ellos. El problema es que la empresa ha tenido que adaptarse sobre la marcha, con los errores esperados a esta nueva realidad, y sin demasiado tiempo para pensar en un proceso que ha durado apenas seis meses antes de retirar del todo a los autónomos de la aplicación.

Para la empresa es una apuesta costosa, 100 millones de euros junto a su empresa matriz, la alemana Delivery Hero, pero que consideraron necesaria para alcanzar lo que han descrito en sus comunicados como «paz social». Si una ventaja han tenido en el proceso es, precisamente, que la plataforma sigue siendo la más popular del sector, y dado los problemas que empieza a tener Uber Eats en paralelo, precisamente por seguir operando con autónomos, los pone en una situación de seguir creciendo de cara al futuro inmediato.
De todos modos, el reto será seguir captando repartidores. Es evidente que el cambio de modelo deja fuera migrantes, operadores de cuentas alquiladas y otra cantidad de riders que solo podían operar bajo el modelo de autónomo, por lo que este cambio también les obliga a competir con las demás plataformas del sector con los repartidores.
MIENTRAS TANTO UBER EATS LIDIA CON LA INSPECCIÓN DE TRABAJO
Pero mientras que Glovo lidia con esta situación, su principal rival tampoco está en un momento cómodo. Uber Eats está afrontando su primera inspección de trabajo desde la decisión del unicornio español de contratar a sus repartidores y dejar de usar autónomos. Desde que se anunció ese cambio en el modelo se daba por sentado que la tensión institucional iría a la última aplicación de entregas con repartidores autónomos.
Por su lado en Uber Eats, como en su momento lo hizo Glovo, defiende que los riders están alineados con la ley, incluso con la ley rider. Esto ya lo definirá la inspección de trabajo, pero la situación no parece ir a su favor.