Llegó el verano y con él el deseo de disfrutar de melones, sandías y albaricoques frescos al primer bocado. La OCU advierte que, más allá del sabor, la forma en que compramos la fruta determina su durabilidad y su seguridad alimentaria. Elegir la pieza perfecta no es solo una cuestión de apariencia, sino de aplicar criterios que garanticen frescura y eviten riesgos de contaminación.
Observar el color, palpar la piel y oler cada pieza se convierten en rutinas indispensables. La OCU ha estudiado más de 90 marcas y variedades, concluyendo que la única manera de proteger tu salud y tu bolsillo es optar siempre por ejemplares enteros y prepararlos en casa con higiene.
4Reconoce la madurez perfecta

Aprender a seleccionar la fruta en su punto óptimo combina tres sentidos esenciales. La OCU aconseja observar las manchas y el color, palpar con suavidad para evaluar la firmeza y acercar la nariz al pedúnculo para oler la dulzura. Estas señales indican un punto de maduración ideal que garantiza sabor y textura adecuadas.
Un melón cede ligeramente bajo el pulgar y desprende un aroma dulce en su base, mientras que una sandía madura suena hueca al golpearla con los nudillos. Saber leer esas pistas sensoriales te permite evitar piezas insípidas o demasiado verdes.