Maite Galdeano ha dado un paso inesperado y definitivo que nadie habría imaginado hace apenas un año. Después de décadas buscando reconocimiento en televisión, protagonizando titulares y entrando y saliendo de realities, la madre de Sofía Suescun ha decidido dejar atrás todo lo que más ansiaba: la fama. Con una mezcla de hartazgo y tristeza, ha optado por renunciar a los medios, cortar la relación con las cámaras y vivir alejada de todo lo que tuvo que ver con su exposición pública, justo cuando parecía que su historia familiar podía seguir dándole notoriedad.
1La ruptura con Sofía Suescun

Todo esto ocurre tras la tormentosa ruptura con su hija, con quien no se habla desde hace casi un año. El conflicto, que comenzó mientras Sofía participaba en ‘Supervivientes: All Stars’, tuvo como detonante una pelea entre Maite y Kiko Jiménez, quien por aquel entonces compartía casa con ella. El regreso de Sofía terminó con una decisión dolorosa: expulsar a su madre del chalet familiar y poner fin a la convivencia. Desde entonces, el distanciamiento ha sido total, alimentado por declaraciones cruzadas, intervenciones públicas y un proceso legal que complicó aún más el vínculo entre madre e hija.
En las semanas posteriores, el conflicto creció con intensidad. Maite acusó públicamente a Kiko de ser un manipulador y responsable de que su hija se pusiera en su contra, lo que terminó con una demanda y una orden de alejamiento por parte de la pareja. El dolor y la incomprensión se instalaron en la vida de Maite, que nunca ha dejado de repetir que no entiende qué ha hecho para merecer este trato. A pesar de haber pedido perdón, sus palabras hacia su yerno no han ayudado a tender puentes. Desde su retiro en Murcia, ha continuado lamentándose y lanzando ataques, en un bucle emocional del que parece querer salir ahora con una decisión radical.
Lo más llamativo es que ha decidido desaparecer del foco mediático. Así lo ha asegurado en un reciente encuentro con los reporteros de ‘TardeAR’, cuando se mostraba muy alterada durante un paseo en barco. «¡Fuera de aquí! No voy a dar ningún tipo de explicaciones a nadie», gritó a los periodistas. Entre exclamaciones y quejas, anunció que quiere vivir como una ciudadana anónima y que está “hasta los cojones de que me conozca todo el mundo”. Añadió que se marchará a un lugar donde nadie la reconozca y donde, según sus propias palabras, espera pasar el resto de su vida sin el peso de la fama.