El universo de Sueños de Libertad está a punto de sufrir un drástico cambio. La llegada de Mélida Molina a la serie no es un simple fichaje más, sino una bomba narrativa que significará el nuevo rumbo de sus protagonistas. A partir del lunes 21 de julio, los telespectadores verán cómo su personaje, doña Ana, aparecerá en la colonia para mover los cimientos de la ya convulsa relación de Cristina (Sara Sanz) e Irene (Ana Labordeta). Molina, con una carrera que abarca desde el teatro al cine, por supuesto, y a la televisión, encarna a la madre adoptiva de Cristina justo en el momento preciso: cuando esta empieza a descubrir los secretos de su pasado.
3SUEÑOS DE LIBERTAD CONQUISTA AUDIENCIAS

En un mundo donde se consume la televisión muchas veces sin criterio alguno, Sueños de Libertad consigue mantener a una audiencia enganchada a partir de una fórmula ya muy utilizada pero siempre capaz de ser reinventada. ‘Sueños de Libertad’ combina los ingredientes del melodrama convencional –amores imposibles, secretos familiares, identidades secretas-, pero lo hace de un modo moderno, respetando así la inteligencia de los espectadores.
A diferencia de muchas producciones del día a día, no hace uso de giros imposibles ni de personajes bidimensionales y, en cambio, elabora las historias con paciencia y coherencia interna. Si la llegada de Mélida Molina puede servir como ejemplo de esta filosofía, es un añadido en pro de la historia y no al revés. Otro ingrediente importante de su éxito es la forma de abordar los temas sociales sin que en ningún momento caiga en el didactismo.
La serie a través de sus personajes, como Cristina, ha ido introduciendo temáticas cercanas a la violencia de género, la salud mental y ahora a través de doña Ana las complejidades de la adopción y de otras familias. Lo hace siempre desde la perspectiva humana, explicando cómo estas cuestiones afectan a las personas en su contradicción personal. Ello ha conseguido que muchos telespectadores hayan llegado a identificarse profundamente con los personajes, siguiendo sus andanzas como si se tratara de sus propias familias.
El elenco, que ha sido ampliado debido a la introducción de Molina, es uno de los principales activos de la producción. La química entre Sara Sanz (Cristina) y Ana Labordeta (Irene) ha sido valorada tanto por la crítica como por el público y la llegada de una actriz de la calidad de Molina eleva aún más el nivel interpretativo.
En un tipo de producción un tanto denostada, ‘Sueños de Libertad’ asegura cada día que el drama cotidiano puede ser tan o más de sofisticado que muchos otros que se emiten en prime time, siempre que haya talento delante y detrás de las cámaras. Que sea capaz de acomodarse sin perder el orgullo de su esencia es uno de los motivos que la mantienen como referente de la ficción española tras tantos capítulos.