domingo, 20 julio 2025

Cascada, la nueva amenaza de la DGT para caer en una multa

La última estrategia de la DGT para controlar la velocidad en nuestras carreteras tiene un nombre que evoca una caída inevitable: «cascada». Y no es para menos, porque se basa en una de las costumbres más extendidas y peligrosas al volante, ese acto reflejo de frenar bruscamente justo antes de un radar fijo para, inmediatamente después, volver a pisar el acelerador con alegría. Es un comportamiento tan arraigado, una coreografía casi universal en nuestras autovías y autopistas, que la Dirección General de Tráfico ha decidido utilizar nuestra propia previsibilidad en nuestra contra, diseñando una trampa sutil pero extraordinariamente eficaz para cazar a los infractores.

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La brillantez de este método, desde el punto de vista de la vigilancia, reside en su profunda comprensión de la psicología del conductor. Juega con la liberación de tensión que todos sentimos al dejar atrás el objetivo de la cámara del cinemómetro fijo. En ese instante, muchos conductores bajan la guardia, convencidos de haber superado la prueba. Lo que no saben es que, unos pocos kilómetros más adelante, les espera el segundo acto de la función, un control móvil apostado precisamente para sancionar esa recuperación de velocidad. Es la materialización del dicho «quien ríe el último, ríe mejor», una lección de humildad para quienes creen poder burlar al sistema con un simple frenazo.

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EL GOLPE AL BOLSILLO: LAS CONSECUENCIAS REALES DE SER ‘CAZADO’ EN CASCADA

Fuente Propia

Caer en una multa en cascada duele especialmente, no solo por el factor sorpresa, sino porque las consecuencias son idénticas a las de cualquier otro exceso de velocidad. La sanción económica varía en función de cuánto se haya superado el límite, pero puede ir desde los 100 euros (50 por pronto pago) sin pérdida de puntos, hasta los 600 euros con la retirada de 6 puntos del carné de conducir en los casos más graves. La DGT no hace distinciones; una vez que el radar móvil te fotografía, la notificación de la denuncia llegará al domicilio del titular del vehículo con total seguridad.

Más allá del impacto económico inmediato, una sanción de este tipo tiene otras implicaciones. Afecta al historial del conductor, lo que puede tener consecuencias en la renovación del seguro del coche, ya que muchas compañías penalizan a los clientes con un historial de infracciones. Además, está el componente anímico, la frustración de sentirse «cazado» en lo que se percibe como una encerrona. La multa en cascada es un recordatorio contundente de que, la vigilancia de la DGT es cada vez más sofisticada y omnipresente, y que las viejas artimañas para esquivar los radares ya no son efectivas.


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