viernes, 18 julio 2025

Renault entra en pánico: los recortes que llegarán a España

El pasado verano, el entonces director ejecutivo de Renault, Luca de Meo, restaba importancia al auge de los fabricantes de automóviles chinos: «No son invencibles», afirmaba con calma, añadiendo que «no es momento de entrar en pánico». Un año después, De Meo ha abandonado la compañía para incorporarse al grupo de moda Kering, los beneficios se han reducido de forma considerable y Renault ha advertido que en 2025 espera una caída de ingresos, margen y flujo de caja como consecuencia de la «fuerte competencia«. El mercado reaccionó con dureza: las acciones del grupo se desplomaron un 16% en un solo día (el pasado miércoles). Quizá ha llegado el momento de que Renault active, efectivamente, el modo pánico.

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Y ese pánico puede tener consecuencias especialmente duras para España, uno de los países clave en la estructura industrial del grupo. La compañía ya ha adelantado que presentará un plan de ajuste para hacer frente a la nueva coyuntura durante la segunda mitad del año: «El Grupo Renault refuerza su plan de reducción de costes a corto plazo y acelera sus iniciativas con más palancas estructurales», explicó en un documento remitido a sus inversores.

Los detalles se conocerán el próximo 31 de julio, cuando se publiquen los resultados semestrales. Sin embargo, se anticipan recortes severos. La firma se ha comprometido a aumentar su margen operativo —relación entre el beneficio por la venta de vehículos y el total de ingresos— del 6% actual al 6,5%, una meta ambiciosa en un contexto de «creciente presión competitiva y debilidad del mercado minorista». Para lograrlo, el ajuste de costes parece inevitable.

España en el punto de mira de Renault

No es la primera vez que Renault atraviesa una crisis profunda. Durante la pandemia, la firma francesa estuvo al borde de la quiebra y fue, de facto, rescatada por el Gobierno galo. Aquella situación desembocó en un primer plan de reducción de costes que incluyó medidas como la estandarización de motores, la supresión de iluminación en líneas robotizadas, la reducción de modelos y la disminución de plantilla. En cifras, la capacidad de producción se recortó de cuatro millones de vehículos a tres, y se anunció la eliminación de 15.000 puestos de trabajo en todo el mundo.

Estos recortes afectaron a la mayoría de las plantas de Renault, pero hubo tres países en los que la estrategia fue matizada: Francia, Marruecos y España. En Francia, Renault optó por transformar sus fábricas para orientarlas hacia la producción de vehículos eléctricos, respondiendo así a las exigencias tanto del Gobierno como de los sindicatos. En Marruecos, lejos de reducir su actividad, la compañía la ha incrementado en casi un 5% desde entonces.

Renault

España, en cambio, ha sufrido lo peor de ambos mundos. Desde 2019, la producción de las plantas de Renault en Palencia y Valladolid se ha desplomado un 26%, lo que equivale a 130.000 vehículos menos. Esta caída es sensiblemente mayor a la registrada en otras regiones del grupo, como Rumanía (-11%) o Eslovenia (-16%).

El nuevo plan de recortes de Renault: ¿Contra los indefinidos?

Menor producción suele traducirse en menor empleo. En 2019, Renault España contaba con unos 12.400 trabajadores. En las últimas cuentas anuales (2023), esa cifra se había reducido a 8.280, un 33% menos. Un ajuste considerable, superior incluso al descenso en la producción de vehículos. No obstante, el grupo ha evitado despidos masivos o conflictos laborales de gran visibilidad. ¿Cómo lo ha conseguido?

La clave está en la estrategia: el grueso del ajuste ha recaído en el empleo temporal. Entre 2019 y 2023, el número de empleados indefinidos en España cayó apenas un 10%, mientras que los temporales se redujeron un 76%. Esta política, aplicada también en otros países, le ha permitido a Renault evitar el desgaste mediático y sindical que suelen acompañar a los grandes despidos colectivos. Un ejemplo reciente es el de la planta de Sandouville, en Normandía, donde la compañía anunció el recorte de 300 puestos… que en realidad se trataban de no renovaciones de contratos temporales.

Sin embargo, esta táctica tiene un límite. El margen de maniobra en el empleo eventual se agota, y todo apunta a que el próximo ajuste afectará también al personal indefinido. Más aún si Renault quiere avanzar hacia el «modelo de negocio flexible y ágil» que afirma perseguir para adaptarse a un mercado cambiante y volátil.

¿Volverá a salir España mal parada?

Todo indica que, en este nuevo proceso de ajuste, España volverá a ser una de las principales damnificadas. Y es que las desventajas competitivas que ya arrastraba no han hecho más que agravarse.

España tiene poco que ofrecer. Desde 2019, el coste unitario de producción se ha incrementado en más de un 27%, frente al 21% de la media de la eurozona.

Por un lado, Francia sigue siendo el núcleo estratégico del grupo. A pesar de los recortes de gasto anunciados por el Gobierno, Renault mantiene allí buena parte de su apuesta por el coche eléctrico. El éxito reciente del nuevo Renault 5 refuerza la importancia de las fábricas galas en el futuro de la compañía. Resulta poco probable que se acometan recortes significativos en ese frente.

Por otro lado, Marruecos se ha consolidado como un bastión clave en la estrategia industrial de Renault. Es el único país en el que la producción ha crecido desde 2019. Sus ventajas son claras: bajos costes laborales, mejoras en infraestructuras y un apoyo público sostenido. De hecho, el país magrebí se ha marcado como objetivo duplicar su producción de automóviles de aquí a 2030, pasando de un millón a dos millones de unidades anuales, con Renault como socio imprescindible.

Frente a estos dos polos de competitividad, España tiene poco que ofrecer. Desde 2019, el coste unitario de producción se ha incrementado en más de un 27%, frente al 21% de la media de la eurozona. Esta tendencia eleva la presión sobre las cuentas del grupo y limita la posibilidad de nuevas inversiones en el país. La planta de Palencia, en particular, se perfila como la gran perjudicada. Su producción ha caído más de un 42% en los últimos cinco años, y no hay señales de recuperación.

El próximo 31 de julio, Renault presentará oficialmente sus resultados semestrales y, previsiblemente, detallará su nuevo plan de ajuste. Todo apunta a que será ambicioso. Con el director financiero Duncan Minto ahora al frente de la estrategia, la compañía buscará recuperar la confianza de los mercados con un programa contundente de reducción de costes.


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