sábado, 19 julio 2025

Así funciona la ‘herencia digital’: qué pasa con tus cuentas de redes sociales, fotos y criptomonedas cuando mueres

La planificación de la herencia digital es una de las grandes asignaturas pendientes de nuestra sociedad hiperconectada. Vivimos volcados en el universo online, acumulando un patrimonio virtual de un valor incalculable, tanto sentimental como económico, pero rara vez nos detenemos a pensar qué sucederá con todo ese legado cuando ya no estemos. Nuestras vidas enteras, desde la primera foto subida a una red social hasta la última conversación por mensajería, quedan almacenadas en servidores remotos. Son fragmentos de nuestra existencia que, sin una voluntad clara, corren el riesgo de desvanecerse en un limbo legal o, peor aún, de quedar inaccesibles para siempre para nuestros seres queridos.

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Este olvido colectivo choca frontalmente con la realidad de un mundo donde las criptomonedas, los perfiles con miles de seguidores o las nubes repletas de recuerdos familiares son activos tan reales como una vivienda o una cuenta bancaria. El problema es que la legislación española, anclada todavía en el paradigma de los bienes físicos, no ofrece una respuesta clara a este nuevo desafío. Mientras el debate avanza con una lentitud exasperante, son las grandes tecnológicas las que han tomado la delantera, ofreciendo tímidas pero necesarias herramientas para que empecemos a tomar el control sobre nuestro futuro digital póstumo.

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PLANIFICAR EL ADIÓS DIGITAL: CÓMO DEJAR TUS ASUNTOS EN ORDEN

Fuente Pexels

El primer paso para poner en orden nuestra herencia digital es realizar un inventario detallado de toda nuestra vida online. Esto implica crear un documento, preferiblemente encriptado o guardado en un lugar físico muy seguro, que liste todas nuestras cuentas relevantes: redes sociales, correos electrónicos, nubes de almacenamiento, plataformas de inversión, monederos de criptomonedas y cualquier otro servicio online. Aunque la idea de anotar contraseñas puede parecer arriesgada, la alternativa es utilizar un gestor de contraseñas y legar únicamente la clave maestra de dicho gestor a una persona de máxima confianza, como nuestro albacea.

Aunque la ley aún es ambigua, es altamente recomendable incluir disposiciones sobre la herencia digital en nuestro testamento tradicional. Especificar ante notario quién queremos que sea nuestro «heredero digital» y qué deseamos que haga con nuestros perfiles y archivos puede ser de gran ayuda. Aunque estas cláusulas no tengan un encaje legal perfecto a día de hoy, proporcionan una declaración de voluntad inequívoca que puede guiar a un juez y facilitar enormemente los trámites a nuestros herederos, dándoles una base sólida para reclamar el acceso y la gestión de nuestro patrimonio virtual. La previsión es, una vez más, la mejor herramienta.

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