viernes, 18 julio 2025

Así funciona la ‘herencia digital’: qué pasa con tus cuentas de redes sociales, fotos y criptomonedas cuando mueres

La planificación de la herencia digital es una de las grandes asignaturas pendientes de nuestra sociedad hiperconectada. Vivimos volcados en el universo online, acumulando un patrimonio virtual de un valor incalculable, tanto sentimental como económico, pero rara vez nos detenemos a pensar qué sucederá con todo ese legado cuando ya no estemos. Nuestras vidas enteras, desde la primera foto subida a una red social hasta la última conversación por mensajería, quedan almacenadas en servidores remotos. Son fragmentos de nuestra existencia que, sin una voluntad clara, corren el riesgo de desvanecerse en un limbo legal o, peor aún, de quedar inaccesibles para siempre para nuestros seres queridos.

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Este olvido colectivo choca frontalmente con la realidad de un mundo donde las criptomonedas, los perfiles con miles de seguidores o las nubes repletas de recuerdos familiares son activos tan reales como una vivienda o una cuenta bancaria. El problema es que la legislación española, anclada todavía en el paradigma de los bienes físicos, no ofrece una respuesta clara a este nuevo desafío. Mientras el debate avanza con una lentitud exasperante, son las grandes tecnológicas las que han tomado la delantera, ofreciendo tímidas pero necesarias herramientas para que empecemos a tomar el control sobre nuestro futuro digital póstumo.

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CRIPTOMONEDAS Y ACTIVOS INTANGIBLES: LA FORTUNA QUE SE DESVANECE

Fuente Pexels

El capítulo más crítico y potencialmente ruinoso de la herencia digital es el que concierne a los activos con un valor económico directo, como las criptomonedas. A diferencia de una cuenta bancaria tradicional, los monederos de Bitcoin, Ethereum y otras divisas digitales no están custodiados por ninguna entidad central. El acceso depende exclusivamente de unas claves privadas, unas complejas contraseñas alfanuméricas. Si el propietario fallece sin haber compartido estas claves de forma segura con sus herederos, la fortuna que contengan esos monederos se perderá para siempre, inaccesible en la inmensidad de la cadena de bloques. Se estima que miles de millones de euros en criptoactivos ya se han esfumado de esta manera.

El problema no se limita a las criptomonedas. Existen multitud de activos digitales que pueden generar ingresos o tener un valor considerable: canales de YouTube monetizados, blogs con ingresos por publicidad, perfiles de afiliación, dominios web cotizados o incluso colecciones de NFTs. Si no se planifica su transmisión, estos activos se convierten en pasivos o simplemente desaparecen, privando a los herederos de un patrimonio legítimo. Una correcta planificación de la herencia digital debe contemplar un inventario exhaustivo de todos estos bienes, junto con instrucciones claras sobre cómo acceder a ellos y gestionarlos, para evitar que el trabajo de toda una vida se evapore en el éter digital.


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