La compra de un coche de segunda mano a menudo se presenta como una oportunidad inmejorable, pero puede convertirse rápidamente en el inicio de una pesadilla si caemos en la extendida estafa de la garantía. El término «garantía europea» suena tranquilizador y robusto, casi como un sello de calidad impenetrable que nos protegerá ante cualquier imprevisto mecánico. Sin embargo, la realidad es muy distinta y mucho más compleja. Vendedores, tanto profesionales como particulares, utilizan esta nomenclatura como un gancho comercial para generar una falsa sensación de seguridad en el comprador, ocultando las limitaciones reales de la cobertura legal y contractual que ofrecen.
Este engaño se fundamenta en una confusión generalizada sobre lo que realmente ampara la ley. La mayoría de los compradores asume que la garantía es un paraguas total que cubrirá cualquier avería que surja tras la adquisición del vehículo, desde un elevalunas que deja de funcionar hasta un fallo catastrófico en el motor. Nada más lejos de la verdad. La legislación española, que transpone directivas europeas, es muy específica al respecto y diferencia claramente entre los defectos que ya existían antes de la compra y el deterioro natural de las piezas por el simple paso del tiempo y los kilómetros. Comprender esta distinción es el primer y más importante paso para no ser víctima de una desagradable sorpresa.
4CUANDO EL MOTOR SE ROMPE: CÓMO ACTUAR SI HAS SIDO VÍCTIMA DE LA ESTAFA

Si la mala suerte llama a la puerta y el coche sufre una avería grave poco después de la compra, es vital actuar con rapidez y método. Lo primero y más importante es comunicar el problema al vendedor de forma fehaciente, es decir, mediante un medio que deje constancia legal de la comunicación. Un burofax con acuse de recibo y certificación de texto es la herramienta más recomendable, ya que constituye una prueba irrefutable de que se ha notificado el defecto en tiempo y forma, algo indispensable si el asunto termina en los tribunales. En esta comunicación inicial se debe describir la avería y exigir formalmente la reparación amparándose en la garantía legal. Sufrir una estafa es duro, pero la pasividad es el peor enemigo.
Paralelamente a la comunicación, y ante la más que probable negativa del vendedor a asumir el coste, el siguiente paso es obtener un informe pericial. Este documento, elaborado por un perito mecánico cualificado, es la piedra angular de cualquier reclamación exitosa. El informe debe determinar con precisión el origen de la avería, concluyendo de manera inequívoca que se trata de un defecto estructural o de un fallo preexistente a la fecha de la venta, y no de un problema derivado del desgaste o de un mal uso por parte del nuevo propietario. Sin un peritaje sólido y bien argumentado, las posibilidades de ganar una disputa judicial por esta estafa se reducen drásticamente, convirtiéndose en una batalla de palabra contra palabra.