Durante décadas, la protección de la información digital ha descansado casi exclusivamente en el tradicional sistema de usuario y contraseña. Sin embargo, en un entorno donde las amenazas evolucionan a gran velocidad y los ciberdelincuentes perfeccionan sus técnicas, la autenticación multifactor y los métodos biométricos se perfilan como las soluciones más eficaces para reducir riesgos.
Ambos enfoques no solo elevan la barrera frente a accesos no autorizados, sino que además permiten que las organizaciones avancen hacia modelos más eficientes y confiables de gestión de identidades digitales.
La autenticación multifactor marca el fin de la era de las contraseñas
Según el informe Verizon Data Breach Investigations Report 2025, más del 22% de las brechas de seguridad se originaron por el uso de credenciales robadas, mientras que el factor humano, incluyendo errores y ataques de phishing, estuvo presente en el 60% de los casos. Estas cifras reflejan la fragilidad del sistema de contraseñas frente a amenazas cada vez más sofisticadas.
Las organizaciones ya han comenzado a cambiar su enfoque hacia soluciones más avanzadas, situando a la autenticación multifactor y a los métodos biométricos en el centro de sus estrategias de seguridad digital. Este cambio de paradigma responde a la necesidad urgente de proteger no solo las redes corporativas tradicionales, sino también los dispositivos personales, las plataformas en la nube y las aplicaciones móviles, cada vez más utilizadas en entornos de trabajo híbrido.
Autenticación multifactor y biométrica como nuevos estándares
El informe “Ciberseguridad en el Edge: Innovación, riesgos y amenazas”, elaborado por knowmad mood, destaca cómo la autenticación multifactor y los métodos biométricos se están consolidando como la norma en materia de seguridad digital. La autenticación multifactor obliga al usuario a validar su identidad mediante la combinación de varios factores distintos, como una contraseña, un código temporal enviado a su dispositivo o un dato biométrico como la huella dactilar.
Este enfoque no solo complica el acceso para los atacantes, sino que además reduce la posibilidad de suplantación de identidad, incluso cuando las credenciales han sido previamente comprometidas.
Por su parte, los métodos biométricos están cada vez más integrados en dispositivos y sistemas críticos. Tecnologías como el reconocimiento facial, el escaneo del iris o la huella digital ya forman parte de los procedimientos de autenticación en bancos, empresas tecnológicas y dispositivos móviles, logrando combinar seguridad reforzada con una experiencia de usuario más cómoda y ágil.
Los expertos coinciden en que estas dos tecnologías no solo son complementarias, sino que juntas ofrecen una protección significativamente superior frente a los ataques más habituales, al tiempo que permiten a las organizaciones cumplir con los estándares regulatorios más exigentes.
La importancia de la autenticación multifactor y el Zero Trust
Los avances en autenticación no serían posibles sin un cambio profundo en el enfoque general de la seguridad digital. El modelo Zero Trust, basado en la premisa de “nunca confiar, siempre verificar”, exige que cualquier intento de acceso, sin importar si proviene de un usuario interno o externo, sea sometido a comprobaciones continuas mediante autenticación multifactor y análisis contextual.
Este modelo, especialmente relevante en un mundo marcado por el trabajo remoto y los entornos distribuidos, permite reforzar los mecanismos de control y segmentación de la red, reduciendo al mínimo las posibilidades de movimiento lateral de un atacante en caso de que logre un acceso inicial.
La automatización también desempeña un papel fundamental en esta evolución. La capacidad de gestionar grandes volúmenes de alertas, responder a incidentes en tiempo real y liberar a los equipos de tareas repetitivas aumenta notablemente la capacidad de defensa. Las herramientas modernas integran análisis, generación de alertas y respuesta inicial automatizada, reforzando la resiliencia frente a ataques a gran escala.
Retos y oportunidades en su implementación
A pesar de sus ventajas, la implementación generalizada de autenticación multifactor y métodos biométricos presenta ciertos desafíos. Uno de los principales es garantizar la privacidad y la protección de los datos biométricos recopilados, que por su naturaleza son especialmente sensibles.
Cumplir con normativas como el RGPD en Europa o las regulaciones locales sobre privacidad requiere una gestión extremadamente cuidadosa de esta información.
Otro reto es la integración con infraestructuras tecnológicas existentes. Muchas organizaciones aún dependen de sistemas heredados que no siempre son compatibles con soluciones avanzadas, lo que obliga a planificar inversiones y estrategias de modernización adaptadas a cada caso. Además, garantizar que estas tecnologías sean intuitivas y no generen fricciones en la experiencia del usuario final sigue siendo una prioridad para asegurar su adopción masiva.
Por otra parte, la rápida proliferación de dispositivos conectados en sectores como la salud, la industria o incluso en el hogar (IoT) amplía exponencialmente la superficie de ataque. Proteger estos nuevos puntos de entrada mediante autenticación robusta, cifrado de datos y segmentación de redes es más necesario que nunca para minimizar los riesgos asociados.
Gobernanza y formación como ejes de una estrategia sólida
El éxito de cualquier estrategia de seguridad no depende únicamente de la tecnología. La gobernanza de los datos y la capacitación continua de los usuarios son pilares igualmente importantes. Mantener un control claro sobre los activos digitales y cumplir con las políticas de privacidad no solo evita sanciones, sino que también refuerza la confianza de clientes y empleados.
Al mismo tiempo, los expertos subrayan la necesidad de desarrollar una cultura de seguridad dentro de las organizaciones. Formar a los empleados para que reconozcan intentos de phishing, comprendan la importancia de la autenticación multifactor y acepten las tecnologías biométricas como aliados, facilita la transición hacia un entorno digital más seguro y resiliente.
Tal y como señala Roberto Liesa, Head of Cloud & Cybersec Alliance de knowmad mood, el futuro de la ciberseguridad pasa por dejar atrás la dependencia exclusiva de la contraseña. La autenticación multifactor y la biometría no solo fortalecen las defensas contra accesos indebidos, sino que también contribuyen a mejorar la experiencia general del usuario, haciéndola más fluida y confiable.