La batería de nuestro móvil es el talón de Aquiles de la vida moderna, una preocupación constante que nos acecha en los momentos más inoportunos, especialmente cuando estamos de viaje. Encontrar un puerto USB público en un aeropuerto, una estación de tren o una cafetería se siente como hallar un oasis en el desierto. Sin pensarlo dos veces, conectamos nuestro cable con la única intención de revivir ese dispositivo que es, a la vez, nuestro mapa, nuestra cartera y nuestra ventana al mundo. Pero esta acción, tan común y aparentemente inofensiva, puede ser la puerta de entrada a una pesadilla digital de la que es muy difícil escapar.
Detrás de esa cómoda oferta de energía gratuita se esconde una amenaza cada vez más extendida y sofisticada conocida como ‘juice jacking’. Este anglicismo describe una técnica de ciberataque realmente perversa. Los delincuentes manipulan estos puntos de carga para convertirlos en herramientas de espionaje y robo. Mientras tú crees que solo estás recibiendo electricidad, los ciberdelincuentes pueden instalar software malicioso o extraer toda la información sensible que almacenas en cuestión de segundos, transformando un gesto de alivio en una vulneración total de tu privacidad y seguridad sin que te percates de nada.
3AEROPUERTOS, HOTELES Y CAFETERÍAS: LOS TERRITORIOS DE CAZA PREFERIDOS POR LOS HACKERS

Los ciberdelincuentes eligen sus campos de batalla con una lógica aplastante, y los lugares de tránsito son sus favoritos. Aeropuertos, estaciones de tren y autobús son el escenario perfecto. Se caracterizan por un flujo constante de personas distraídas, a menudo estresadas por los horarios, cargadas de equipaje y, sobre todo, desesperadas por mantener su móvil con batería para mostrar billetes, consultar mapas o comunicarse. Son entornos donde la guardia está baja, lo que convierte las zonas de espera y las puertas de embarque en auténticos caladeros para el robo de datos a gran escala. Los viajeros son, por definición, un blanco fácil y vulnerable.
Pero la amenaza no se limita a los grandes nudos de transporte. El riesgo se ha extendido a cualquier lugar que ofrezca carga USB como un servicio de valor añadido. Hablamos de hoteles, centros de convenciones, bibliotecas, centros comerciales e incluso los puertos USB que encontramos en los nuevos modelos de coches de alquiler o en los autobuses de larga distancia. Cualquier conexión que no sea la tuya personal y de confianza es un riesgo potencial. Debemos asumir que la conveniencia tiene un precio, y en el mundo digital, ese precio puede ser la pérdida total del control sobre la información que contiene nuestro móvil.