Valle Salvaje nunca descansa. Entre sus casas de nobles y paisajes de ensueño, las pasiones humanas tramando una telaraña de intrigas que remueven los cimientos de las casas más poderosas. La verdad, como un relámpago en la noche tormentosa, ha iluminado los escondrijos del Valle, desnudando traiciones, alianzas y secretos que harán que todos cambien el rumbo de su destino. En los últimos capítulos, Alejo ha hecho una explosión de caos al confesar su relación con Luisa y dejar la Casa Grande, mientras Adriana se enfrenta a las consecuencias de un embarazo que se ha convertido en un arma política.
3UNA TRAICIÓN QUE NO PUEDE OCULTARSE

A veces el amor y la amistad son, sencillamente, una quimera que se desvanecerá con la primera engañosa mentira. Leonardo e Irene han cometido un error que está pesando como una losa que aprieta sobre sus conciencias. La intuición de Bárbara empieza a hacerle sospechar que hay algo oscuro que se encuentra bien escondido entre su mejor amiga y en el hombre que ama. Silencios incómodos y miradas rápidas se convierten en el indicador de una entonces posible verdad que las palabras han conseguido ocultar.
Irene, ahogada entre la culpa y el miedo, intenta ir alejándose de Leonardo, pero cada gesto forzado no hace más que alimentar las sospechas de la mejor amiga. La tensión entre las tres alcanza un punto de ebullición, donde una pequeña equivocación puede ser el inicio del caos. Leonardo sabe que tiene poco tiempo, porque es el momento de hablar para que Bárbara no se entere por sí misma de la verdad que encierra.
Pero, ¿cómo confesar que le ha traicionado a la mujer que se ha enamorado de él —de una manera u otra— con la mujer con la que más confianza ha terminado depositando? Una vez que la verdad vea la luz, nada será como antes y Bárbara, también herida, deberá desgranar si el perdón tiene cabida o, al contrario, la traición ha dejado un tajo lacerante irrecuperable.
Mientras tanto, Irene y Leonardo sumarán a la cuenta los respectivos cuentos de su actuar, porque en el Valle, las acciones tienen consecuencias que van mucho más allá de lo imaginado, y esta vez, el precio de su error podría convertirse en el precio más caro de todos.