El mono blanco es la última sorpresa que nos trae Mango. Cada verano sucede algo curioso en las tiendas: los vestidos largos monopolizan los escaparates, las revistas repiten que son la prenda estrella y, sin embargo, cuando preguntamos a mujeres de estilos diversos —desde las más clásicas hasta las más atrevidas— casi todas confiesan que el pantalón sigue siendo su zona de confort.
Por eso no sorprende que en cuanto llegan las segundas o terceras rebajas muchas compradoras se lancen a por la pieza que reúne lo mejor de ambos mundos: el mono largo, ese híbrido que ofrece la fluidez de un vestido y la comodidad del pantalón. Este julio, Mango ha sabido leer la jugada con precisión quirúrgica. La firma ha rebajado una docena de monos blancos a precios que, en varios casos, rozan la barrera psicológica de los veinte euros y han provocado que mujeres de entre cuarenta y cincuenta y tantos años arrasen con el stock.
5Blanco impoluto, sí, pero bien cuidado

Quien dice “mono blanco” también dice “peligro de manchas”. Por eso es fundamental mirar la etiqueta de cuidados antes de pagar. Las versiones en denim o mezcla de algodón suelen admitir lavadora a treinta grados y plancha suave. Los modelos de viscosa o satén, en cambio, exigen lavado a mano o en programa delicado para no apagar el brillo del tejido. El sartorial, confeccionado con poliéster reciclado de calidad, resiste mejor y apenas se arruga, pero hay que colgarlo inmediatamente después del lavado para evitar marcas.
En cuanto al planchado, el truco de la plancha vertical sigue siendo el más eficaz. El vapor evita brillos y respeta la caída. Para las manchas imprevistas —una gota de vino o el inevitable roce de maquillaje— conviene llevar en el bolso una borla de polvos translúcidos: absorben la grasa hasta llegar a casa y pasar la prenda por agua fría.