Durante años, el marketing de influencers ha sido una de las grandes apuestas del sector digital. Las marcas, cada vez más interesadas en conectar con públicos jóvenes, cercanos y exigentes, han encontrado en los creadores de contenido una vía rápida para generar notoriedad, conversación y, en teoría, ventas. Pero ¿realmente funciona tan bien como parece? ¿O los resultados están muy por debajo de lo que se esperaba?
Hoy analizamos a fondo si esta estrategia ofrece el retorno que promete o si, por el contrario, muchas marcas están invirtiendo a ciegas en campañas que solo lucen en redes, pero no impactan en el negocio.
5Siempre hay que estar pendientes de posibles fraudes

También hay que tener en cuenta el fraude. Todavía hoy muchas cuentas inflan sus métricas con seguidores falsos o bots. Si una marca no audita correctamente el perfil con el que colabora, puede estar pagando por impresiones que no existen. Y eso repercute directamente en la rentabilidad de la acción.
Por otro lado, muchas marcas no dan a los creadores un briefing claro ni objetivos específicos. Y en esos casos, el resultado puede parecer forzado, poco auténtico o desconectado del producto. Además, si no se mide correctamente el impacto —teniendo en cuenta tanto los clics como las interacciones y el tráfico indirecto— es fácil subestimar el verdadero valor de la campaña.