El sol en verano, ponerse morenito, tienta a cualquiera, pero pasarse no es para nada bueno: puede dejar la dermis dañada, dolorida y enrojecida. Si te has quemado la piel y crees que con un poco de agua basta, guarda esa idea: una quemadura solar requiere cuidados específicos para sanar sin dejar marca.
Entender la gravedad del daño, aplicar remedios fríos, hidratar bien y vigilar la evolución son pasos obligatorios. Con estos consejos basados en experiencia y estudios dermatológicos, la piel recuperará su tersura y color en un tiempo sorprendentemente breve, evitando complicaciones y restaurando el confort.
8Vestimenta suave y protección continua

Mientras la piel se recupera, viste prendas de algodón sueltas y de colores claros que no rocen ni atrapen el calor. El contacto suave evita la fricción sobre la dermis sensible y facilita la ventilación natural. Evita tejidos sintéticos, que pueden irritar aún más tras haberte quemado la piel.
Tras haberte quemado la piel, si debes salir, hazlo en las horas de menos sol y cubre la zona con ropa ligera. Un sombrero de ala ancha y gafas de sol amplias protegen la cara y el cuello. La pacienca en la elección de la vestimenta es tan vital como el tratamiento tópico.