El sol en verano, ponerse morenito, tienta a cualquiera, pero pasarse no es para nada bueno: puede dejar la dermis dañada, dolorida y enrojecida. Si te has quemado la piel y crees que con un poco de agua basta, guarda esa idea: una quemadura solar requiere cuidados específicos para sanar sin dejar marca.
Entender la gravedad del daño, aplicar remedios fríos, hidratar bien y vigilar la evolución son pasos obligatorios. Con estos consejos basados en experiencia y estudios dermatológicos, la piel recuperará su tersura y color en un tiempo sorprendentemente breve, evitando complicaciones y restaurando el confort.
4Hidratar desde dentro y fuera

La piel quemada se deshidrata con rapidez, por lo que beber agua abundante es tan esencial como aplicar lociones. Reponer líquidos ayuda a mantener la elasticidad de la dermis y acelera la reparación celular. A la vez, utiliza cremas hidratantes sin fragancia ni alcohol para evitar irritaciones.
Otra cosa… un spray de agua termal aporta frescor y nutrientes, ayudando a calmar las zonas afectadas. Complementa con geles de glicerina o con aceites calmantes, que retienen la humedad en la piel y previenen la descamación excesiva. Haberte quemado la piel tiene solución.