El sol en verano, ponerse morenito, tienta a cualquiera, pero pasarse no es para nada bueno: puede dejar la dermis dañada, dolorida y enrojecida. Si te has quemado la piel y crees que con un poco de agua basta, guarda esa idea: una quemadura solar requiere cuidados específicos para sanar sin dejar marca.
Entender la gravedad del daño, aplicar remedios fríos, hidratar bien y vigilar la evolución son pasos obligatorios. Con estos consejos basados en experiencia y estudios dermatológicos, la piel recuperará su tersura y color en un tiempo sorprendentemente breve, evitando complicaciones y restaurando el confort.
10Prevención para no repetir la experiencia

La mejor cura es la prevención. Aplica protector solar de amplio espectro con al menos FPS 30 antes de salir y repite la aplicación cada dos horas, sobre todo tras nadar. No basta con un pase matinal: la protección solar sale de casa y regresa al hogar con nosotros.
Evita exponerte en horas de máxima radiación y busca sombra cuando el sol apriete. Con estos hábitos, el riesgo tras haberte quemado la piel se reduce drásticamente, permitiendo disfrutar del verano sin sacrificios ni remordimientos.