El nuevo capítulo de La Promesa está a punto de convertirse en el eslabón que radicalice el relato. El pico de tensiones parece que se permite al fin el emerger de la historia en un clima de inmediatez, secretos y enfrentamientos contra el poder. Si el coche deja de existir dentro de este contexto puede llegar a transmitirse el doble sentido de ese momento de «no hay coche» y punto de partida de la fragilidad de la que viven los Lujan. La salud de Rafaela es complicada y los remedios parecen ser fatalmente inverosímiles. Esto hace que cada decisión transmita un dramatismo.
1LA SALUD DE RAFAELA

La angustia que refleja el rostro de Catalina en La Promesa es la desesperanza de una madre que observa cómo pasan los días y no llega la mejora de su hija. Los murmullos de los pasillos del palacio no hacen referencia a los enredos de la corte, sino que se explican por el miedo a lo inesperado, a esa simple idea de que Rafaela no sobrepase la crisis.
Simona y Candela, por desgastadas que estén, no cesan de intentar aliviar el dolor de la pequeña, pero sus conocimientos ancestrales se encuentran con la crudeza de una enfermedad que requiere más que hierbas y rezos. La llegada del médico se convierte en una obsesión para Alonso, que pese al vehículo nuevo se enfrenta a la burocracia y las puertas cerradas de una sociedad que prioriza el estatus sobre la vida.
Cada minuto que pasa es un latido menos que complementa el frágil corazón de Rafaela y la impotencia va corrompiendo a la familia. Hasta Leocadia, tan acostumbrada a resolver problemas con cheques u órdenes, se ve obligada a constatar que hay batallas que ni con fortuna se pueden ganarse.
El marqués de Andújar, por su parte, estará observando la escena desde el escondrijo en sombras de su habitación, sentado en la cama, y esperando hasta que aparece la niña para entonces, antes de apuntar a ella, ver de qué modo se puede aprovechar su vulnerabilidad para encaramar aún más a Ángela en su caída. ¿Acabará la enfermedad de la niña, que parece suficientemente buena por ahora, siendo lo que le proporciona al marqués de Andújar el pretexto que le hace falta para lanzar su jugada definitiva?