Hay que cenar, pero más temprano, eso es lo que indican los expertos. Durante el verano, es muy común que los horarios de las comidas se desajusten. Las vacaciones, las cenas tardías en terrazas o ese helado nocturno de paseo son parte de la experiencia estival. Sin embargo, la ciencia lo deja claro: cenar tarde puede estar saboteando tu salud y tu metabolismo, y es probable que no te estés dando cuenta.
¿Sabías que cenar después de las 21:00 puede ralentizar la quema de calorías y aumentar tu apetito al día siguiente? Así es. Según recientes estudios, la hora a la que cenas influye directamente en cómo tu cuerpo procesa la comida, cómo almacena la grasa e incluso en el control de tus antojos. Si estás buscando sentirte mejor, evitar subir de peso este verano o simplemente descansar mejor por las noches, cambiar la hora de tu cena puede ser más importante de lo que crees.
5Cenar temprano ayuda a controlar el apetito

Otro dato que la ciencia ha demostrado es que las personas que cenan más tarde tienen más hambre al día siguiente, incluso aunque hayan comido lo mismo. ¿Por qué?
Porque al cenar tarde, los niveles de leptina (hormona que regula la saciedad) se ven alterados, y esto genera más ansiedad por comer al día siguiente. En cambio, al cenar temprano, se estabilizan los ritmos hormonales, el cuerpo descansa mejor y el control del apetito mejora considerablemente.