“Yo me imagino el chute de TRT [siglas de la terapia de reemplazo con testosterona] que le da esto a un tío de 60 años… lo notas como si tuvieras 18”, explicaba hace unos meses José Elías, multimillonario propietario de Audax Renovables, La Sirena y otros negocios, durante su entrevista con Uri Sabat en el pódcast La Fórmula del Éxito. Por si fuera poco, el empresario —muy activo en redes sociales— fue más allá y reveló que su próxima aventura empresarial podría ser la apertura de una clínica de longevidad y salud que incluya terapias hormonales como las que incluyen la testosterona.
El posible nuevo proyecto de Elías no es una idea aislada. De hecho, él mismo lo reconoce: «Te vas a Miami y está lleno». Y no exagera. Estados Unidos se ha convertido en los últimos años en el epicentro de las terapias hormonales con testosterona, impulsadas por el movimiento Make America Healthy Again, una clara referencia al eslogan de Donald Trump. Tanto es así que, entre 2019 y 2024, las recetas de testosterona en EE. UU. pasaron de 7,3 millones a 11 millones.
Esta explosiva demanda está siendo cubierta con rapidez por clínicas especializadas, como las que mencionaba Elías, que brotan por todo el país como setas. Una de las más exitosas, Gameday, contaba con medio centenar de centros abiertos hasta hace solo un año; desde entonces ha inaugurado más de 325 repartidos por todo el territorio estadounidense. La fiebre es real. Según la propia compañía, en algunos de sus centros más concurridos se dispensaron en el último trimestre de 2024 más recetas que en todo 2021. Otras marcas, como Hone, Hims, Maximus o DudeMeds, han llevado el modelo aún más lejos, ofreciendo sus tratamientos directamente por internet mediante suscripciones mensuales, con notable éxito.
Las terapias con testosterona aterrizan en España
Algunas de estas compañías ya han cruzado el Atlántico. Es el caso de Low T Center, una firma originaria de Tomball (Texas) especializada en el diagnóstico y tratamiento de la baja testosterona en hombres. En España existe desde 2020 bajo una sociedad registrada con el mismo nombre, con sede en Madrid. Al frente figura Raquel Hidalgo Monsalve, quien también aparece como socia única de Clínicas de Terapia Masculina Doctor T, centrada igualmente en ofrecer tratamientos de TRT.
Pero no es la única. Varias firmas, tanto nacionales como internacionales, se están sumando al negocio. Por ejemplo, el grupo QuirónSalud ofrece terapias para tratar el llamado síndrome de déficit de testosterona (SDT) a través de sus centros médicos Teknon. Otro gigante de la sanidad privada, GenesisCare, emplea estas terapias no solo para el SDT, sino también como apoyo en tratamientos contra el cáncer de próstata. Entre las compañías más destacadas figura también el Grupo Lyx, en especial su filial Lyx Urología, que ha multiplicado por siete sus beneficios entre 2021 y 2023 gracias, en buena parte, a estas terapias.
Una demanda creciente
El crecimiento de las clínicas privadas en España se explica, en gran medida, por las limitaciones del sistema público. Actualmente, la Seguridad Social solo cubre la terapia de reemplazo hormonal para pacientes con hipogonadismo —un trastorno que provoca niveles anormalmente bajos de testosterona— y únicamente si se identifican causas médicas concretas. Esta escasa accesibilidad ha empujado a muchos ciudadanos, incluidos cada vez más jóvenes, a buscar alternativas en el sector privado, donde las clínicas han detectado un nicho de mercado muy rentable.

Ese rápido crecimiento de la demanda ha dado pie a ciertos riesgos, sobre todo cuando los tratamientos se realizan sin prescripción médica. El éxito de Gameday, por ejemplo, se basa en ofrecer terapias sin necesidad de estudios clínicos previos, apelando a la “optimización” del bienestar masculino. Es decir, la empresa defiende que incluso hombres con niveles normales de testosterona pueden beneficiarse del tratamiento.
¿Es segura la terapia con testosterona?
Lo mismo ocurre con muchas plataformas en línea, que venden productos sin una supervisión médica real. Algunas incluyen tests para que los usuarios se midan sus niveles hormonales desde casa, pero el proceso sigue siendo dudoso desde el punto de vista clínico. Lo preocupante es que muchos de estos productos ya pueden comprarse fácilmente desde España, con precios que oscilan entre los 30 y los 70 euros por paquete.
Otro factor que genera alarma es la procedencia de la testosterona utilizada. Muchas clínicas obtienen el principio activo de farmacias magistrales en lugar de laboratorios farmacéuticos autorizados, lo que reduce los costes pero también la garantía de calidad. De hecho, en España ya se han detectado casos en los que las autoridades han retirado pellets subcutáneos de testosterona por «incumplir gravemente los requisitos de calidad aplicables».
En definitiva, el mercado de las terapias hormonales está en plena efervescencia y, a medida que la demanda se dispara, también lo hacen los riesgos. Por ahora, muchas clínicas —especialmente en España— siguen aplicando protocolos médicos rigurosos. Sin embargo, la proliferación de productos de baja calidad, atajos terapéuticos y operadores no regulados podría desembocar en consecuencias sanitarias graves si no se establecen controles más estrictos.