Mantener las plantas verdes y vigorosas va más allá de la luz solar y el riego frecuente. A menudo, el truco está en aportar nutrientes adicionales que fortalezcan sus raíces y hojas, algo que no exige abonos caros ni químicos agresivos. La clave reside en un recurso doméstico que todos desperdiciamos sin darnos cuenta: el agua de cocción de los huevos.
Ese líquido cargado de calcio, magnesio y fósforo es un verdadero maná para tus plantas, pues ayuda a desarrollar raíces más robustas, fortalece las paredes celulares y potencia el crecimiento. A partir de ahora, cada vez que hiervas huevos no lo viertas al fregadero: guárdalo y úsalo como abono líquido, ecológico y gratis.
8Errores frecuentes y cómo evitarlos

Uno de los fallos más comunes es aplicar el agua demasiado caliente, lo que puede estresar las raíces y dañar la microfauna del suelo. También se comete el error de usarla con demasiada frecuencia, saturando el sustrato. Moderación y temperatura adecuada son la clave para aprovechar sin arriesgar la salud de las plantas.
Otro despiste habitual consiste en mezclar el agua de huevo con otros fertilizantes minerales de forma simultánea, lo que puede provocar sobredosis de algún elemento. Conviene aplicar este abono casero en días alternos a otros aportes, preservando un calendario de nutrición equilibrado.