El picante de los chiles puede ser tu gran aliado. Imagínate terminar la comida con esa sensación de plenitud justa: ni pesadez, ni antojo. Solo un leve cosquilleo en la lengua, una ola de calorcito interno y la certeza de que tu metabolismo está funcionando a todo ritmo. Ese pequeño milagro culinario lo provoca la capsaicina, el compuesto estrella de los chiles picantes. No necesitas dietas estrafalarias ni suplementos exóticos; basta con añadir una buena dosis de ají al plato para reducir el apetito, acelerar la quema de calorías y —de paso— alegrar el paladar.
A continuación, te contamos cómo funciona la capsaicina, qué chiles son tus mejores aliados, cuánto conviene consumir y qué precauciones debes tener en mente para disfrutar del picante de forma segura. Lo haremos con un lenguaje claro, como si conversáramos después de comer en la terraza mientras compartimos una salsa casera de chile habanero.
9Consejos de compra y conservación

- Fresco es mejor: busca chiles firmes, brillantes, sin manchas oscuras.
- Congélalos si no los usarás en la semana; mantienen gran parte de su potencia.
- Seca al sol variedades de piel fina (cayena, árbol) y guárdalas en frascos herméticos.
- Las salsas caseras duran una semana en el refrigerador; si llevan vinagre, hasta un mes.