Mercadona sabe que el verano tiene sus pequeños rituales y los helados están entre ellos. Bajamos el ritmo —o lo intentamos—, buscamos refugio en la sombra y damos por hecho que cada jornada terminará con algo fresco entre las manos. Para muchos, ese “algo” es un helado. Después de décadas en las que la industria se repartía entre grandes multinacionales y artesanos locales, los supermercados han ganado terreno gracias a sus marcas blancas, capaces de combinar buen precio y fórmulas cada vez más logradas.
Mercadona lleva años afinando su oferta bajo el sello Hacendado y este 2025 vuelve a dar en la diana con una tarrina que se está convirtiendo en la comidilla de redes sociales y sobremesas familiares: el helado Duo Brownie, un medio litro de cremosa mezcla de vainilla y cacao con trocitos de bizcocho que cuesta solo 3,35 euros, sin duda una mezcla para helados deliciosos.
2Una fórmula sencilla, pero efectiva: la importancia de la textura

La experiencia de cada bocado se decide, en gran medida, por el equilibrio entre grasa láctea, aireado y temperatura de consumo. El Duo Brownie no se congela en bloque; su base incorpora la cantidad justa de aire para mantener la cremosidad incluso minutos después de sacarlo del congelador. ¿El resultado? Con una cuchara normal se puede improvisar un cuenco en menos de un minuto, sin los tirones que obligan a semi-descongelar otros helados ultracompactos. Esa cualidad lo hace especialmente popular entre familias con niños, donde el concepto de esperar cinco minutos puede parecer ciencia ficción.
La crema de vainilla aparece ligeramente más espesa que la de cacao, lo que aporta un juego de densidades interesante. A nivel sensorial, la lengua percibe primero la suavidad y después la intensidad del chocolate. En medio, irrumpen los trocitos de brownie, de tamaño irregular para evitar la monotonía. Un pedazo puede deshacerse en contacto con el calor del paladar; otro, requerir un pequeño mordisco. Eso evita que el helado se convierta en una papilla uniforme y mantiene la curiosidad cucharada tras cucharada.