Santiago Abascal vive muy bien. Consolidado como uno de los barrios más exclusivos de la capital, Arturo Soria se ha convertido en un oasis para quienes necesitan privacidad sin renunciar a la cercanía del centro. Allí, hace ya casi un lustro, Santiago Abascal y su esposa Lidia Bedman decidieron dar un salto cualitativo en su vida familiar: abandonaron el piso que compartían en la misma zona para mudarse a un chalet independiente que, según las estimaciones publicadas en 2020, roza —o supera— el millón de euros.
Un hogar en el que conviven el matrimonio, sus tres hijos en común y los dos mayores que el líder político tuvo en una relación anterior. Esa gran familia necesitaba espacio, jardín y cierta desconexión del ritmo frenético de la ciudad. Y lo encontraron en este chalet.
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Curiosamente, el chalet equilibra dos necesidades contrapuestas. Por un lado, la familia valora la privacidad: las cortinas tupidas, la vegetación densa en el perímetro y la distribución en planta alta y baja garantizan que cada miembro tenga su momento de calma.
Por otro, el hogar cuenta con rincones muy “instagrameables” donde Lidia Bedman toma fotografías y colabora con marcas de decoración o moda. Este doble uso del espacio refleja la vida pública y privada de la pareja, dos realidades que conviven sin aparentes tensiones.