En los últimos meses, Ana María Aldón había optado por alejarse progresivamente del foco mediático, centrándose en su faceta como diseñadora y empresaria, y dejando atrás su habitual presencia en los platós de televisión. Tras su participación en GH DÚO a comienzos de año, la gaditana decidió tomar distancia de ese universo tan expuesto para volcarse en su firma de moda, un proyecto que le ha devuelto la estabilidad emocional y económica. En este periodo de cambio, también ha encontrado el equilibrio sentimental junto a Eladio, su pareja actual, a quien no ha dudado en atribuirle un papel fundamental en esta etapa más serena y centrada de su vida.
2La triste perdida de Michu

Aunque finalmente no se formalizó ningún documento ni se llevó la gestión ante notario, aquella conversación quedó grabada en la memoria de Ana María. “Ella miraba por eso y por eso un día me pidió el DNI para arreglarlo. Me dijo incluso que iba al notario, aunque yo nunca tuve que firmar nada. No por mí, para que yo me quedara con la niña, pero sí para asegurar el futuro de su hija. Asegurar unos estudios, una calidad de vida. Y yo acepté, por supuesto. Lo que pasa es que ahora la vida nos lleva por otros derroteros”.
La situación actual es incierta, pero para Aldón el foco debe estar en lo más importante: el bienestar de la menor. Aunque no mantiene una relación cercana con la familia paterna de la niña, considera que hay que actuar pensando siempre en su estabilidad. “La niña es lo principal y siempre hay que buscar lo mejor para ella. Es una situación complicada, pero yo actuaría en beneficio de la niña, aunque la voluntad de la madre, claramente, era que se quedara con la familia paterna. Hay que pensar en su bienestar”.
Sobre la posibilidad de que José Ortega Cano se hiciera cargo de su nieta, Ana María se ha mostrado confiada en su capacidad de asumir esa responsabilidad. “Es un hombre generoso. Si tuviera que quedarse con la niña, lo haría”, afirmó. No obstante, también planteó una reflexión sobre la necesidad de analizar con lógica la situación actual: “Hay que pensar bien quién se va a hacer cargo de ella. El abuelo la ve muy de vez en cuando. Todo esto que te digo es de hace tiempo, ahora mismo no sé cómo están las cosas. Pero si solo vemos una foto al año…”.
Sus palabras, lejos de generar polémica, muestran una mezcla de dolor, compromiso emocional y preocupación sincera por una niña que ha quedado en una situación de gran vulnerabilidad. Ana María, aunque hoy mantiene una vida más alejada de los focos, sigue conectada emocionalmente a episodios de su pasado, especialmente aquellos que afectan directamente a menores y personas queridas. Su testimonio, honesto y cargado de matices, se ha convertido en una de las voces más reveladoras sobre los últimos deseos de Michu y sobre las complejidades familiares que ahora deberán resolverse con sensibilidad y criterio.