La Policía Nacional lanza una advertencia recurrente que, con la llegada de cada periodo vacacional, cobra una importancia vital y que, sin embargo, muchos siguen pasando por alto. La emoción del primer día de vacaciones es un torrente de euforia difícil de contener, un impulso que nos lleva a querer compartir nuestra alegría con el mundo a través de las redes sociales. La foto icónica: los billetes de avión o de tren sobre una mesa, junto al pasaporte y una taza de café, con el pie de foto «¡Nos vamos!». Lo que parece un gesto inocente y festivo es, en realidad, un error de seguridad garrafal, porque esa inocente fotografía es una invitación directa a que te arruinen el viaje antes incluso de que haya comenzado.
El problema no reside en compartir la felicidad, sino en la información que, sin ser conscientes, estamos regalando. Ese amasijo de líneas negras o ese cuadrado pixelado que adorna nuestro billete es mucho más que un simple código de embarque. Es una llave maestra que contiene una cantidad sorprendente de datos personales y que, en las manos equivocadas, puede convertirse en un arma para el fraude o el sabotaje. Ignorar las advertencias de la Policía Nacional sobre esta práctica es dejar una puerta abierta de par en par, subestimando la facilidad con la que un desconocido puede transformar nuestra ilusión en una auténtica pesadilla digital y real.
5LA EUFORIA DEL VIAJERO Y LA VIGILANCIA CONSTANTE

Comprender por qué caemos en estos errores es el primer paso para evitarlos. Detrás de estas publicaciones no hay malicia, sino un componente psicológico muy humano: la emoción del momento, el deseo de conectar con nuestros seres queridos y la validación social que nos proporcionan las interacciones digitales. En el fondo, la necesidad de compartir la alegría y la emoción del momento es un impulso casi irrefrenable en la era de las redes sociales, y las plataformas están diseñadas para potenciar precisamente esa inmediatez.
Sin embargo, esa euforia no debe nublar nuestro juicio. La prevención es la mejor herramienta con la que contamos y requiere apenas unos segundos de reflexión antes de pulsar el botón de «publicar». Las campañas de la Policía Nacional buscan precisamente educarnos en esa prudencia digital, recordándonos que el mundo virtual tiene consecuencias muy reales. Al final, un pequeño gesto de prudencia digital es la mejor garantía para que el único recuerdo del viaje sea positivo, y no una llamada de teléfono tratando de solucionar un problema que nunca debió existir.