El pasillo de las carnes en el supermercado puede parecer una promesa de sabor inmediato, pero pocas veces miramos más allá de la foto apetecible en el envase. Cada bandeja encierra un universo de ingredientes que rara vez exploramos, y en esas brumas aparecen sorpresas que atentan contra nuestras expectativas. Por eso conviene detenerse, leer con calma y descubrir qué esconde realmente esa hamburguesa que vas a llevarte a casa.
Con el auge de las opciones listas para cocinar, muchos de nosotros hemos incorporado la hamburguesa de supermercado a la dieta sin cuestionarnos su composición. Pero, cuando la OCU pone esas piezas sobre la mesa de laboratorio, los resultados invitan a replantearse qué comemos y cómo lo etiquetan.
6Higiene y origen, aspectos olvidados

La conservación y las condiciones de elaboración también entraron en la lupa de la OCU. Verificar la fecha de caducidad, el nivel de frío en la nevera del supermercado y la limpieza visible en la línea de envasado son gestos que podemos y debemos incorporar.
Ir más allá de la etiqueta, observando si el producto muestra signos de decoloración o líquido excesivo, ayuda a evitar bandejas donde la carne lleva un tiempo excesivo almacenada. Ese cuidado puede suponer la diferencia entre un trozo jugoso y uno reseco o de sabor incierto.